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El brillo de la pantalla en su celular lo hizo entrecerrar un poco sus ojos, eran cerca de las cuatro de la mañana y su madre lo había llamado.

Le cayó como un balde de agua la noticia, Caleb había sufrido un accidente automovilístico, ahora su madre y Jake se encontraban en el hospital.

Empacó rápidamente ropa para unos días, tomó lo necesario, como dinero, cargador, llaves y documentos. Compró pasajes para esa misma madrugada hasta Chicago y tomó un taxi hasta el aeropuerto, su avión salía en pocas horas.

(...)

"Sí mamá, puedo llegar solo allá. Debes estar tranquila, estoy tomando un taxi hasta el hospital."

Cortó la llamada, durante toda la noche, no habían sabido nada de Caleb, estaba en estado crítico en terapia intensiva.

El taxi se trasladó rápidamente por las calles de Chicago, esquivando el tráfico que a esas horas de la mañana ya se encontraba presente. En cuanto llegó al hospital, Niall pagó al conductor y bajó su maleta junto a él y se dirigió hasta la puerta del recinto.

En recepción preguntó por Caleb McCoy, donde lo redirigieron hasta el tercer piso. El rubio movía con nerviosismo su pie derecho golpeteando rápidamente el suelo del ascensor. En cuanto se abrieron las puertas, pudo divisar a su madre al fondo de la sala de espera conversando con un médico.

A medida que se acercaba, el miedo se apoderaba de su cuerpo, el rostro de su madre no reflejaba nada bueno.

"Hubo muchas rupturas de distintos huesos, la que creemos que fue letal, fue la de una costilla, qué con el impacto reventó el pulmón izquierdo, llegó moribundo acá. En verdad hicimos lo que pudimos, pero no pudimos salvar su vida. Lo sentimos mucho" Niall se detuvo al escucharlo, hasta que segundos después reaccionó y corrió a otorgarle el apoyo necesario a su madre en un estrecho abrazo. Su madre parecía derrumbarse en sus brazos.

"¿Por qué? En serio Niall, no comprendo como algo tan terrible le pudo ocurrir a alguien tan bueno" sollozaba contra el pecho del más alto, cuya mano acariciaba con calma la espalda de su madre.

Jake se encontraba en un trance, observaba el suelo, sus ojos parecían querer cerrarse. No tenía siquiera el valor de llorar, no podía asumir que su padre se había ido.

Horan sentó a su madre junto a Jake, se colocó al lado del menor y lo rodeó con su brazo.

"Tranquilo, estoy aquí contigo..." intentó entregarle apoyo, pero el chico no despegaba su vista del suelo, a penas pestañeaba.

Acarició el hombro del menor y se colocó de pie para buscar algo de agua.

Mientras volvía pudo observar como su madre si logró conversar con Jake, era completamente normal, él se había ido por doce años, si bien los visitaba en las fiestas, el adolescente jamás logró forjar una gran hermandad con él.

Suspiró y caminó a paso lento hasta su familia, llevaba un café para su madre y una bebida con más azúcar para su hermanastro.

"Ahora somos tu y yo, estaremos bien... debes estar tranquilo. Sabes que las cosas ocurren por algo, tu padre nos dejó sabiendo que somos lo suficientemente fuertes como para soportarlo." hablaba su madre, las lágrimas se deslizaban por las mejillas de ambos, pero los ojos del chico seguían perdidos.

Niall no había lidiado con algo así en mucho tiempo, si bien sabía llevar su propio dolor, a su entorno le había sonreído la vida, jamás había tormenta en la ciudad, pensaba él.

Le entregó el líquido más caliente a su madre y la botella de Coca-Cola al de rizos achocolatados.

"Ya no serán solo ustedes dos, volveré a Chicago..." habló después de un rato el ojiazul.

"No, hijo... tienes una vida allá y..." fue interrumpida por la tranquila voz de su hijo.

"Acá también mamá, y aparte una familia. Pintar puedo hacerlo en todos lados, y si estoy destinado al éxito, será acá, allá, o donde tenga que ser. Me quedaré acá, está decidido. Solo déjenme quedarme allí mientras encuentro un nuevo hogar propio..."

"Es tu casa, hijo, puedes quedarte el tiempo que quieras." se acurrucó entre los brazos de su amado hijo, quien la abrazaba con fuerza, otorgándole calor y tranquilidad a esa fría hora de la mañana.

Jake se unió al abrazo, ahora se encontraban los tres en un fuerte e irrompible abrazo, queriendo sentir que podrán salir adelante, aunque todo parezca gris.

Juro que a Niall lo único que le importaba en ese minuto era estar con su familia, apoyarlos y jamás dejarlos ir. La ida de Caleb lo hizo darse cuenta de la fragilidad de las cosas, la rapidez con la que se puede acabar todo, como de un momento a otro, alguien simplemente ya no está. Lo último que le importó era darse cuenta de que estaba volviendo a la ciudad en la que residía el amor de su vida, el victimario de su corazón, su musa más profunda y la tormenta dentro de sí.

chєrrч cσlα 🍒; ᴢɪᴀʟʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora