Mérida

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Despertaba la chica que fue encontrada en la playa, parecía que habían pasado días desde que las sirenas intentaron matarla, en realidad solo habían pasado un par de horas, descubrió que la herida de su pie provocada por las aguas saladas había desaparecido por completo, sabía que se la habían lavado con agua dulce, lo que la sano de inmediato aunque le preocupaba que las personas que la ayudaron pudieran sospechar los orígenes de su naturaleza.

Aquel lugar en el que ella se encontraba no le parecía nada familiar, era como estar encerrada en una especie de mazmorra, estaba hecha de rocas ensambladas y dentro había un sin fin de cosas que no le eran familiares, o al menos no como ella las conocía pues si distinguió distintos tipos de madera: arce, pino, sauce... todos con diferentes formas, se dio cuenta que descansaba sobre un material extraño que era suave como el algodón pero era enorme, y vio que justo enfrente de aquel cobijo una especie de lago vertical en el que veía su nuevo reflejo; todo era muy extraño para ella.

Momentos más tarde una hermosa mujer entro a la habitación, tenia el cabello dorado como el sol, y vestía un hermoso vestido blanco, su ojos eran azules como el océano y su piel era clara y suave como la seda, además adornaba su cabello con piedras preciosas de distintos colores, usaba otro par de esas bonitas piedras en colgando de las orejas y otras adornaban delicada y elegantemente su cuello, aquella mujer le sonrió y le dijo algo que ella no puedo entender:

–¿Te encuentras bien? –, pregunto la desconocida a su visita inesperada, pero está no respondió, y la mujer volvió  preguntar, pero lo único que recibió por respuesta fue un sonido extraño que ella no entendió; no estaba segura de si eso era una palabra o no y al fin dijo 

–No hablas mi idioma ¿Cierto?, bien soy Mérida una dama de la corte del rey y pertenezco a la casa de la reina, supongo que tu necesitas aprender algunas cosas y tal vez así puedas entrar a la corte también, veamos ¿Tienes algún talento? –, pero la chica que fue encontrada en la playa no respondió, la mujer tomo un pincel y le mostró una pintura diciendo al mismo tiempo que balanceaba el pincel, –¿Pintas? –la hermosa y frágil chica tomo el pincel y lo único que logro fue hacer unas grotescas manchas... –No –respondió la mujer, pidió a una des sus compañeras que tocara la flauta y a su vez tomo la mano de la delicada criatura y dijo –entonces bailas –, trato de hacerla bailar pero lo único que consiguió fue hacerla tropezar –Tampoco –menciono la damisela, –probablemente tejas –y dándole una aguja e hilo la observo llegando a la conclusión de que ese tampoco era su talento ni su oficio, ya que se pincho muchas veces los dedos, –Tal vez poesía –pero la hermosa dama no puedo leer ni una sola letra de aquel libro que le otorgaron. Después de unos momentos la delicada mujer que provenía de la aguas escucho un delicado sonido que parecía provenir de la habitación continua, ella se asomo para ver que otra de las damiselas cantaba una bella canción. Una vez que esta hubo terminado se acerco a aquel instrumento de magnifico sonido le hizo una seña al joven que lo tocaba como si quisiera que volviera a hacerlo, esté que extrañado por aquella joven entendió el mensaje volvió a tocar, y ella con esa hermosa voz cristalina como el agua interpreto magníficamente una canción que estaba en una legua completamente extraña para todo ellos.

–¡Cantas! –exclamo la doncella, –bueno tenemos mucho que trabajar ya que no hablas nuestro idioma y por lo visto, no lees ni escribes así que tenemos que hacernos entender, ven conmigo que yo te ayudare para que seas una dama digna de ir a la corte... –La Ninfa no entendía nada de lo que esta mujer le decía pero sentía que podía confiar en ella antes de encontrarse con la persona que vino a buscar.

Ninfa Celtica: La AldeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora