La curiosidad de Mérida

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La mañana era hermosa, el sol brillaba con luz suave y cálida, las aves cantaban junto a la ventana de Céltica, era como si éstas supieran quien era ella, no era para menos, las aves reconocen el canto del bosque en cualquier lado que lo encuentren; pero no es para preocuparse, por mucho que los animales vivan junto a los seres mágicos, estos no pueden más que sentirse a gusto con ellos. Segura esta de que esos hermosos pájaros no la delataran.

Alguien llamaba a la puerta, era la mujer de cabellos dorados, aquella que encontró a la chica del bosque en la playa; Mérida.

–Y bien… ¿Cómo te fue anoche?... estabas muy entretenida con el Príncipe, acaso ¿hay algo que quieras contarme?

–Pues es un hombre muy agradable –contesto Céltica con toda naturalidad.

– ¿Solo eso? –Pregunto su amiga un tanto desilusionada – ¿No crees que es guapo, o interesante, o al menos lindo?... dime que es lindo.

–Pues es muy agradable y muy caballeroso, no he conocido muchos hombres así –volvió a responder la Ninfa.

–Pues él parecía estar muy interesado en ti, no quería bailar con nadie más que no fueras tú y que se fugaran al jardín después… eso fue tan romántico –menciono Mérida con un brillo singular en los ojos –creo que ahí puede haber algo más.

– ¿Algo más? –Pregunto extrañada la frágil e ingenua chica del agua y el viento –No entiendo… además ¿cómo podría el estar interesado en mí? no parecía mirarme como a una presa y él solo quería bailar conmigo para alejar a las otras chicas que vinieron solo para bailar con él.

Soltó una carcajada Mérida un tanto extraña, misma a la que reprimió segundos después porque era una dama.

– ¿Cómo es que no lo entiendes?, es muy probable que el Príncipe este enamorado de ti y tu no lo sabes, ¿Qué jamás te has enamorado?...

– ¿Qué se siente amar a alguien? –Pensó Céltica en voz alta para sí misma.

– ¿De verdad no lo sabes? –Pregunto Mérida extrañada –creo que es mejor que me vaya.

Y saliendo de la habitación, Mérida se preguntaba ¿Cómo era posible que su amiga no entendiera nada del amor? eso era completamente extraño, no era normal y con ello crecía más la duda de quién era realmente aquella mujer de singular belleza.

Ninfa Celtica: La AldeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora