Llegando a la corte

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Va... ahí en camino al gran castillo, un hermoso carruaje fue por Céltica, Mérida y otras cuatro jóvenes aspirantes a tener un lugar en la corte. Va el carruaje por las hermosas calles de aquella aldea tan llena de vida, al fin la joven que vino desde muy lejos solo para encontrarse con un hombre al que no conoce, un hombre del que apenas tiene un vago recuerdo; espera que al estar en la corte al fin pueda tener una vida más libre de las lecciones que le impedían salir de aquella cabaña donde aprendió todo lo necesario para poder llegar a la corte, al fin puede comunicarse con las personas, puede leer y escribir, conoce la cultura, las tradiciones y a algunas personas, ya han pasado varios meses desde que salio de su lugar en el bosque; han pasado otros tantos desde que llego a la playa luego de un trágico accidente provocado por las sirenas, ha visto algunas tormentas, algunos días soleados; algunos momentos alegres y otros no tanto, ha extrañado en algunos momentos a su hogar... extraña la brisa y el canto del río, extraña el suspiro del viento, la humedad de la tierra y la vida mística que solía tener. 

¿Qué será lo que le espera en la corte?, ¿Encontrara a aquel hombre a quien busca?, ¿Lograra cumplir con lo que se ha prometido?

Al entrar en el palacio pudo admirar los enormes y maravillosos jardines que se extendían hasta donde su vista alcanzaba a observar, el palacio era una construcción gigantesca que parecía ser un laberinto, con costosos pisos de mármol  y hermosas piezas de arte, infinidad de piezas de ornamento de oro, plata y marfil, grandes ventanas con cortinas hechas de las más finas telas, hermosos techos adornados con pinturas y enormes candelabros que llenaban de luz cada habitación y ahí en el centro dos sillas tan grandes como armarios, eran los tronos del Rey y la Reina... ¿Podrá la Ninfa impresionar a la Reina con su hermosa voz?

Ninfa Celtica: La AldeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora