Susurros Asesinos

4: ¿La Esperanza puede ir de la mano con el destino?

Esta mañana me levante un poco confundido, a pesar de todo el dolor que sentía el día de ayer y mi cuerpo demasiado pesado, ahora no me siento cansado en absoluto y solamente siento un terrible vació en mi pecho debido a lo ocurrido ayer, no sabría decir exactamente cuanto tiempo transcurrió desde mi ultima inyección pero no debió haber sido mas de 7 horas, eso quiere decir que tendré que ver a mi doctor de nuevo y eso me aterra bastante. paso un gran tiempo en silencio reflexionando acerca de todo lo ocurrido y como poder salir de esta miserable vida, el silencio en la habitación y en todo el bloque en general penetraba en lo mas profundo de mi ser, eso combinado con la tremenda oscuridad de la habitación casi pareciera que me encontraba flotando en la nada, todo lo que viví hasta ahora y lo que viviré llenaban mi cabeza. El silencio permaneció por unos minutos, hasta que un guardia interrumpe mis pensamientos.

??: 000145, tienes agendada una cita con el Dr. Keith, no te tienes que tardar porque todos los "pacientes" tienen que estar en sus bloques en menos de 20 minutos.

confundido con el porque deberíamos de estar todos aquí, simplemente me acerco a la puerta y le asiento al guardia, parece ser un guardia conocido, pero no uno que haya visto en este bloque, Oh! ahora lo recuerdo era el guardia que venia con aria el día en que me trajeron aquí, el debe de desconocer los detalles de mis heridas o simplemente lo sabe y me esta despreciando de una forma no tan obvia, como sea la puerta delante mía se abre y me dirijo hacia la entrada del bloque hacia la revisión de salida con el guardia que me escolta hasta ella, me da el pase y avanzo hacia la habitación del Dr. Keith, Sorprendentemente mi cuerpo no se siente para nada débil ni cansado y mis sentidos están un poco mas agudos o simplemente es el miedo que hace que tenga alucinaciones o talvez me estoy volviendo loco, un vistazo rápido puedo observar los nombres de todos los doctores de mis compañeros de bloque, el Dr. atmodeos se encuentra casi al principio del pasillo solo tuve que caminar unos segundos para observar su puerta, sigo avanzando con mucho detalle y noto que el lugar esta muy cuidado y casi no parece un hospital, mas que nada por los colores de las pareces y el decorado que mas bien pareciera como si estuvieras en una mansión con muchas habitaciones, ¿me pregunto si esto es realmente un hospital? unas cuantas puertas antes del Dr. Keith observo la puerta de la Dra. Kellen que si no me equivoco es la Dra. de Rine, ¿me pregunto que pasara si entro? ¿Que estoy pensando? sin darme cuenta llevo un buen rato parado frente a la puerta de la Dra. Kellen, siento demasiada intriga por ver que tipo de enfermedad tiene una chica que no conozco de nada, no deberia de meterme en la vida de los demás, sin darme cuenta llevo casi el minuto parado, no quiero ir con el Dr. Keith debo de escapar de algún modo, no es como si quisiera saber que padece Rine, ni tampoco es como si quisiera saber de su vida, no es solamente que no quiero ir con mi doctor, !Eso Es! me convenso a mi mismo para entrar, no tengo ni el control de mi mismo, que lamentable, procedo a tocar la puerta y de ella sale una voz bastante calmada.

¿Dra. Kellen?: Adelante puede pasar.

decido hacer caso y aproximarme al picaporte de la puerta con mucho nerviosismo, ya llegue aquí pero no pensé que hacer después, giro lentamente y procedo a entrar.

Alexander: Voy a pasar, Con su permiso

Articulé algunas palabras con sumo nerviosismo y al mirar a la Dra. Kellen, pude notar que se sorprendió un poco al verme. Era obvio que nunca me había visto antes. Tomé un momento para observarla, notando que tenía el cabello rubio claro, no muy largo, solo hasta los hombros. Sus ojos eran de color café claro y usaba lentes de lente grande pero no tan grandes como los de los "Nerds". Vestía una bata y debajo llevaba una camisa negra y una minifalda con medias bastante largas. Al estar sentada en su escritorio, no pude determinar su estatura ni su edad exacta, pero aparentaba ser más joven de lo que realmente era. Me di cuenta de que había estado observándola un poco demasiado cuando nos enfrentamos a un pequeño silencio, que resultó incómodo.