5,1 - Mandados de desconocidos

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-Ya es hora de que despiertes.- Dijo dulcemente una voz aguda.
Al abrir los ojos ví una mujer joven equipada con una mochila.

-Ya voy.

Me levanté con la misma ropa de 3 días, me sentí ciertamente incómodo con mi higiene, ya podré limpiarme después supongo.

Al cabo de unos segundos salí de la carpa, afuera esperaba la misma mujer.

-Vamos, no tenemos todo el día.

Continué siguiendola por unos segundos hasta llegar a un lugar donde estaban reunidos 3 personas. Tenían en el centro un mapa, tomo asiento.

- Como les iba explicando a tus compañeros, irás con Miguel, Amanda y María a los bordes de la ciudad mas cercana que se sitúa al oeste.- Explica el hombre que parece ser el lider.- Ella, la que tiene la mochila lleva la mayor parte de suministros. Si llegaran a necesitar algo como ganzúa o vendas se lo piden a ella. Por cierto ella es María. El es Miguel y su rol será guiarlos hasta el lugar. Amanda es enfermera. Y tu, ¿como te llamas?

-¿Desde cuando esto es una terapia?

-Mal.-Suspira- Esto lo hacemos para no sufrir bajas.

-Fernando.

-Bien Fernando, tu llevarás la radio para comunicarnos, ya está calibrada, solo debes encenderla y ajustar volumen. Bueno, que les vaya bien.

-Tenemos un auto pero tendremos que bajarnos y caminar gran parte para no alertar- Advierte María mientras nos levantamos todos siguiendo su ritmo.

Cuando llegamos al auto subimos las mochilas tuvimos a mano solamente algunos aperitivos y armas, que solo era un cuchillo cada uno por cierto.

Nos dirijiamos por un camino de tierra a lentitud. Cargando las cosas, algunos preparaban las tácticas, yo solo pensaba en lo mío, no, en lo que fué mío mejor dicho.

-Oye, ¿escuchaste?

-No, disculpa ¿que decías?

-Alguno de nuestros nombres son bastante largos, deberiamos asignarnos un número.-Sugiere Amanda

- Pero que sucede si se nos olvida o nos confundimos.

-Tienes razón, bueno. En caso de que se nos olvide deberiamos dividirnos los numeros en hombre y mujer, el 1 y el 2 serán hombres, por ende 3 y 4 serán mujeres, el mas joven será el 1 y el 3 y los mas longevos 2 y 4. Si lo asimilan bien sería buena idea.-Añade María

-Pero tendríamos que aprendernos la edad.

-Para de buscar mas problemas joven, en ese caso es obvio que una persona luce mayor que la otra y con el tiempo te acostumbrarás. Dime tu edad Fernando.

-17.

-¿Ya ves? Tu compañero que por cierto es Miguel el número 2 tiene 31 años. Yo María soy 4 con 29 años y Amanda el 3 con 24 años. ¿Bien? No es una lógica muy dificil que digamos.

-Ya capto.

-Oh por cierto tuvimos que haber parado hace un buen rato.- Comentó María deteniendo el auto levemente.- Uno avisa por radio que nos bajamos del auto.

-Nos bajamos del auto y seguimos a la ciudad. Aló.

-Recibido.-Se escucha bastante mal.

Luego de avisar todos nos llevamos nuestro equipamiento y partimos hacia el lugar cautelosamente sin desviar el sendero que a unos cuantos metros ya estaba pavimentado.

Todos iban atentos, mirando a cada rato el bosque a nuestro lado previniendo cualquier peligro que acechara.

-¡Miren, ahí esta! -Señala la morena en dirección a la ciudad a unos cuantos kilometros.

- No se apresuren, necesitamos llegar sin fatigarnos. -Recomienda María, parece ser experimentada para su edad.

-Tiene razón.- Acuerda Miguel.

-Nadie se ha apresurado, además es bastante obvio.- Desacredita Amanda.

-Ya tenemos a la vista la ciudad, cambio...

...

...

-Recibido.

No parecen llevarse bien, es eso o es bastante odiosa.

Al cabo de unos minutos llegamos, lo que nos recibió. Fue un lugar casi sin cambiar, como si no hubiera pasado nada, pero ¿adonde fue toda la gente? Me pregunté.

-Estén atentos, miren a todas direcciones, casa ventanas, detras de un objeto y en los autos. Cualquier discrepancia avisen al grupo.

Avanzamos por una ruta donde los autos estan en medio de la calle.

-Miren ahí va el primero.- Avisa con emoción Dos.

Lo rodeó acercándose por detrás a la criatura, sin llamar su atención hasta clavarle el cuchillo en la yugular. Empapandose la mano y el objeto de sangre.

Ganas de vomitar, arcadas.

-Si quieres vivir tendrás que soportar mucho más chico.

Finalmente me contuve y pudimos continuar.

-Repito confirme su posición, Fernando.

-Avanzamos recto por dos cuadras, estamos apunto de llegar a un supermercado.

-Bien, avance una calle y doble a mano derecha, siga recto y espere mas instrucciones.

Mientras avanzabamos pensaba seriamente en uir, no quería tener que arriesgarme a ver mas cosas como esas, ¿Para empezar como sabia yo que no me harían nada malo? Es mas. ¿Porque tuve que venir yo?

Comencé a sentirme peor cada segundo, hasta un punto que se hizo insoportable y tuve que apoyarme en una pared, iba solo, finalmente no contuve mis ganas y vacié todo mi estómago de jugos gástricos y saliva.

Un sabor repugnante me inundó la boca, un sabor metálico y ácido. Mas arcadas, se me agitó la respiración, hasta que cesaron los nervios, me calmé y escupí todo tipo de resto.

En la cercanía se comenzaron a escuchar murmullos, se multiplicaban al igual que la inseguridad del grupo.

-Dame la radio.- Ordena María, la cual sin pensar hago caso.- Fernando ha estado vomitando y trajo compañía. Nos pueden indicar el refugio mas seguro posible, ah y cercano también.

-Estática.

-Bien, creo que tienen su salida justo en... haber... bien, busquen en una de las esquinas, hay una ferretería debería estar cerca de ustedes.

-¡Vale vale!

Comencé a marearme, la vista era confusa y daba oportunidad a alucinaciones Miguel posó mi mano en su hombro.

-Vamos, no puedes quedarte acá.

-Deberiamos dejarlo, ya comienza a ser una carga.

-¡Porque tienes que ser una individualista de mierda! ¡Siempre tu, tu, y si no te beneficia que se jodan! ¡porque tienes que ser así! - Exclamó Miguel, lo cual alcanzó a ser lo último que escuché. Antes de sufrir una conmoción y perder la conciencia.

Last SurvivorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora