Ahí iban los muchachos caminando en una zona poblada de largos y robustos árboles. Ocultados por el follaje, pero a la vista entre medio del espacio que deja cada roble.
Pudieron permanecer protegidos, al menos de su propia paranoia, hasta que el joven pensó en la desaparición de cada animal que habría en el lugar.
No se escuchaba el cantar de los pájaros o los pasos de un zorro, solo se escuchaba el roce del viento con las hojas que causaban inseguridad en los viajeros.
Mientras la muchacha revisaba el mapa siguiendo el sendero donde se ubican ellos, su acompañante se preocupaba de cualquier peligro al acecho. Tan pronto como se le cruzó por la mente esa duda. Se le cruzarón alucinaciones por los ojos.
Primero eran sutiles, una pequeña liebre por aquí, otro pájaro alimentando a sus crías, pero poco a poco fueron perdiendo sentido.
Ya no era alegre, de pronto comenzó a ver gente que caminaba paralelamente, y que inexplicablemente desaparecía al cruzar un arbol.- Ey Feña, no te alejes del camino- Advirtió, pero al ver su porfiadez decidió ir a detenerlo.
Cuando Fernando tocó a Lorena y Lorena a Fernando.
Se dieron cuenta de que ninguno estableció contacto mutuamente, ambos estaban viendo cosas falsas.
Inseguros se volvieron, no sabían si continuar o quedarse donde estaban.Lorena encontró rápidamente el camino gracias a su mapa, la persona que iba a su lado lamentablemente tuvo inconvenientes antes de siquiera plantearse buscar el camino.
Ya que contaba con la compañía de ciertas personas, que no necesariamente eran solo espejismos.
-¿Que haces por aquí?- Comenzó el interrogatorio un veinteañero con trenzas africanas.
-Me siento mal, que han hecho- Responde sin hacer caso la pregunta.
-Responde primero, luego veremos si nos conviene decirte- Negocia su compañero.
-Estabamos de paso, ibamos a un lugar cuando comenzamos a separarnos por... No se que nos habrá afectado- Responde sin ganas, con nauseas y un leve dolor de cabeza.
-¿Esa chica iba contigo?
-¿No le han hecho nada verdad?
-Vale disculpa-Dice el mismo joven que comenzó el diálogo-. Nosotros estamos acá hace unos días. Les hemos puesto un veneno alucinógeno sin que se dieran cuenta.
-¿Porqué?- Pregunta Feña sin entender.
-Por miedo a que fueran peligrosos.
-Enserio alguien que solo pasa por acá intentando sobrevivir es peligroso?- Pregunta el joven indignado.
-Pensamos que eran los rastreadores.
-Ya, ya... Cuentenme de lorena mejor.
-Ella se dirije hacia nuestra ciudad, no te preocupes que mientras no haga cosas estupidas no le harán nada. Ah, deberas, casi se me olvida. El veneno, ella también tiene, entonces está la posibilidad de que sea desconfiada y... Entiendes.
-Necesito llegar con ella entonces- comentó de manera apresurada.
-Nosotros te llevamos, estabamos de caza y ya terminamos- lo detuvieron.
Por un largo rato siguieron un sendero, los cazadores cargaban liebres mientras que el indefenso muchacho depositó su confianza en ellos siguiéndolos.
Al cabo de un rato llegaron al lugar indicado, por su parte los jóvenes solo necesitaron decir sus nombres, demostrar sus caras para ingresar y decir que el nuevo los acompañaba.
Sin pleito tomaron lugar al recinto, uno de los jóvenes le ayudó para encontrar a quién ya consideraba su pareja. Pero había un inconveniente, el lugar era extenso y abarcaba un gran número de personas, ¿como hallaría aquella persona?
-¿No tienen ninguna forma para organizar el lugar de la gente?- preguntó con preocupación.
-¿No crees que si la hubiera estaríamos haciendo este recorrido?- responde cansado, extendiendo su brazo e inclinándolo hacia el para observar su reloj-. Ya es tarde, va a oscurecer y creo que tenemos que buscarte un lugar para quedar. No creo que quieras dormir afuera. ¿O si?
-No, mejor voy a dormir y mañana veo si sigo buscando.
-Ya, mira. Tienes que ir a la entrada a pedir una llave, ahí mismo te dirán donde queda tu cuarto, puede que te toquen compañeros de piso asi que avisa antes de llegar.
Fernando amemorizó las intrucciones y sin mas vueltas caminó a la entrada del recinto. Desconcertado preguntó a un guardia donde entregaban las llaves, a lo que le respondieron en un puesto que había cerca, lo señaló para que no fuera dificil hallarlo.
Cuando fué a preguntar por la llave se encontró con un problema, por alguna razón no encontraba llaves, tal vez alguien pidió dos veces una llave, tal vez se le había perdido. Para su mala suerte fué una de las dos.
Con cierto desgano deambuló por las calles, observando el lugar, se dió cuenta de que afuera no había mucha seguridad, solo una valla con alambre-puás los separaba de hambrientas criaturas. Al igual que se volvió coherente tantos hombres con armas patrullando a la entrada y en las calles.
Un propietario se dió cuenta de la situación e invitó al joven a entrar a su casa.
-No deberías estar afuera- comenta mientras el joven ingresaba.
-El problema es que no me entregaron llaves, no sé.
-Estan los pisos cargados de gente y siguen trayendo más- dice la mujer de avanzada edad exhalando un breve suspiro-. algunos tuvimos suerte de tener casa propia, ojalá no nos vengan a dejar mas gente. Oh- dice la anciana preocupada-. Donde estarán mis modales, enseguida le traigo una taz de té.
-Gracias- dijo el joven no solo por el té.
Dicho y hecho, la mujer en pocos minutos tiene una taza de té en sus manos. Se la entrega a fernando quien al beberla siente demasiado amargo el trago.
-¿No tiene azucar?
-La verdad es que no tengo, lo siento- se disculpa la anciana con cierta culpabilidad.
-Bueno, no se preocupe, si quiere mañana le traigo más- dice el joven con una sonrisa tranquilizadora-. Por cierto ¿donde la conconsigo?
-No te preocupes por esta vieja, ya pronto dejaré este mundo y no quiero ser una molestia.
Calladamente repitió esas palabras en su cabeza, acordándose de las palabras de una persona muy valiosa para el, que dicho y hecho a la mañana siguiente no la vió pestañear.
Enseguida se dirijió a una cama del segundo piso que le indicó la anciana antes de irse a su propio cuarto en el primer piso.
No pudo dormir durante horas pero finalmente el sueño le había vencido.
-Vé a verla, ella te necesita.
El joven despertó con la respiración agitada, bajó corriendo las escaleras temiendo lo peor. Al llegar al cuarto se encontró con la abuela teniendo un paro cardiaco, estaba pensando en la voz qur le había advertido, en su propia abuela. Y a quién vió morir lentamente, no podía hacer nada, sus brazos no respondían y su mente no tardó en bloquearse.
Cuando recapacitó fue demasiado tarde, se arrodilló con lagrimas en los ojos, como apoyo sus dos brazos en el suelo, cabizbajo cerró fuertemente los ojos.
Gritó con toda su alma, alguien que le tendió la mano había acabado de morir frente sus ojos.
Segundos después se escuchan suaves golpes en la puerta.
-¿Hola?- pregunta desde afuera.
El muchacho por temor a ser enculpado salió por la puerta trasera y se abrió paso entre la gente directo al alambre mas cercano, al mas minimo contacto con el alambre recibió un choque eléctrico y calló aturdido, lo atraparon y se lo llevaron de vuelta.
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Last Survivors
General FictionEl tiempo no se detiene, todo está en movimiento, el ciclo es algo que no le agrada mucho a los que están en el poder. Sobre todo la parte en la que se reproducen. Para detener una revolución sus resultados y derivados necesitarán mucho más que exte...