7 - Solo órdenes

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El único motivo por el cual estoy vivo es porque unas cuantas células están haciendo su mayor esfuerzo por mantenerme vivo y también porque alguien me llevó al hospital.

Con un desgano descomunal desperté con el pensamiento de hundirme una bala en la sien.

-Si, yo lo conozco. Déjame entrar hombre.- Escucho la voz de Miguel.

-¿Que haces aquí?

-Se te hace mucha coincidencia que te rescaten justo en medio de una ciudad donde no hay nadie. Te cuento,  justo poco después de que saltemos nos decidimos por que uno fuera a buscar el auto y los otros dos fueramos a completar el pedido, aprovechamos de pasar por ahí, nos tomó por sorpresa el hecho de que estuvieras asi de mal.

-¿Que pasó con los tipos?

-Si te refieres a los que por suerte llamaron la atención de toda una horda de zombies, están muertos.-Suspiro.

-Que bién, ¿y el resto?

-Por ahí, quizá te visiten, ya qur nos asignaron como grupo. Por cierto casi se me olvida mencionar que nuestro verdadero refugio es este hospital, las carpas de la vez pasada fueron especialmente para la misión. Y también debo decir, mas bién no que lo de haber matado a tu amiga era mentira, fue una amenaza. De vez en cuando puedes verla en el salón 12 b segundo piso. No le digas a nadie lo que dije, ahi vendrá ella.

Al salir Miguel se asoma Lorena, corre hacia mis brazos, cuando me preparo para hablar escucho sus sollozos.

-No llores Porfavor.

-Me alegra tanto verte, nos habían dicho que desapareciste.

-Ya estoy aquí no es nada. No te preocupes. Lo peor ya pa...

No termino de calmarla, ella me calla, con un largo beso.

-No soportaré un segundo más sin decir lo que siento, no quiero volver a perderte. Porfavor prométeme que no querrás irte.-Ruega con la voz quebrada.

-Lo prometo.-Vuelve a juntar sus labios y los míos aunque esta vez mas brevemente.

Este sentimiento, uno de culpa, por prometer algo incierto, por tener una carga más en mis hombros. Igualmente conmocionado nos mantenemos abrazados.

Sin darnos cuentas nos quedamos dormidos, yo recostado y ella con su cabeza encima de sus brazos cruzados, un lado de mis piernas.

Acaricio su cabeza, su pelo castaño es suave. Quisiera guardar este momento y sensación para siempre. Es simplemente perfecto, durante estos días no habia recordado como se sentía ser feliz.

Veo a Lorena para corroborar que aún sigue dormida, le quedo mirando un par de segundos, comienza a brotar sangre de su cabeza.

...
...

...
...

Una sacudida basta para sacarme de la pesadilla.

-¿Que te pasa?- Pregunta con cierta preocupación.- Respiras como leso.

-Una pesadilla solamente, una tontera la verdad.

-Mira ahí hay tostadas, y también compré mermelada, de frambuesa. Deja que te lo prepare.

-Ya ¿como sigue funcionando el dinero? ¿No deberia haberse caido el sistema?

-Si, de hecho la paga es menos pero los precios son bajos igual, toma.

-Mira que curioso.

(...)

Mientras el joven esperaba impacientemente el momento del alta y la muchacha pensaba nada mas que en el. Una banda se acercaba a la lejanía, la gente encargada de vigilancia tenía ciertas dudas sobre sus intenciones.

"Mejor prevenir que curar" era lo que se cruzó por la mente del encargado que sin dudar desplegó a sus soldados. Unos pusieron barricadas, otros tomaron pocisiones estratégicas para flanquear "en caso de" y algunos quedaron esparcidos entre las salas protegiendo a unos pocos privilegiados de tener seguridad.

Al cabo de unos minutos los sujetos llegaron al lugar de destino.

-Como estamos amigo.-Abre la conversacion el hombre de canas.

-Bien, y tu como has estado.

-Bien, bien. El caso es que mi gente no se ha decidido abiertamente a darte mas tiempo. ¿Haz conseguido lo que te pedimos por las armas?

-Me temo que no.

-Si te la quieres sacar fácil estas equivocado. Dile a tus hombres que dejen de apuntarme a mi y a mi gente.

-Que t...-Intenta fingir imprudentemente.

-¡No sabes la presión que estas ejerciendo sobre mi! ¡Dile que dejen de apuntarme o preguntale a
Charlie! -Comenta furioso.

...

-Charlie... ¡Charlie! ¡FUEGO!

-Desconectamos tu línea, lo siento mucho amigo, quiero que sepas que nunca fué algo personal, solo... Órdenes-Dice dándole palmadas en el hombro mientras da media vuelta y se marcha al auto.

El hombre a cargo tenía la mirada clavada en el sujeto que subía al auto, sabía el precio de sus acciones, de su pacto. Ahora el refugio no tenía contactos, no tenía sustento, no tenía una cabeza.

Last SurvivorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora