10 - Perro rabioso.

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Fernando despertó volviéndose conciente, intentó moverse por instinto pero estaba atado a una silla con un cinturón, intentó salirse desesperadamente esperando que fuera exitoso, pero bajo el cinturón tenían pequeñas agujas que cruzaban de un lado a otro y cada vez que intentaba salirse dolía mas.

Miró su alrededor y al ver una camilla con instrumentos de operaciones a su lado se llenó de desconfianza.

Volvió a hechar un vistazo a su lado y se percató de la presencia de 3 individuos mas que estaban en sus mismas condiciones.

Ellos despertaron después de el.

-Ey, hola. Que tal, ¿sabes que hacemos aquí?- preguntó desesperado por respuestas.

-No lo sé, estamos igual que tu- respondió la ojiverde.

-¡Oye!- dice en voz alta intentando despertar a la única persona durmiendo, sin respuestas intenta chiflando.

Parece que se alerta por el silvido y despierta mas desorientado que el resto, drogado, con las extremidades entumecidas.

-Que me cuentan de ustedes- dice el joven rubio.

-No lo sé, lo último que alcancé a hacer fue correr antes de que me atraparan- responde fernando.

-Correr de que.

-Es qué... se murió una abuelita y pensé que me iban a culpar por ello. Tuvo un paro, creo- dice recordando con una imagen aún fresca en su cabeza, no quería recordarlo tan nítidamente pero pareciera que su mente disfrutara sentirlo sufrir.

-Pero pudiste dar explicaciones.

-No es tan facil amigo, ojalá lo fuera. Quisiera no ser una persona fragil y vulnerable al pánico.

Se queda callado por un momento antes de preguntar si ellos eran hermanos, los notó casi calcados.

-Si, yo soy Jack, ella es Laurel- tomó la iniciativa.

-Bueno creo que igual debo presentarme- dijo con la voz casi apagada, mareado-. Para que nos ubiquemos soy Gabriel.

Cuando están tranquilizados por un momento escuchan sonido blanco proveniente de un televisor colgado en una esquina al frente de ellos.

-Como están, supongo que ya se abrán presentado- dice un hombre canoso con arrugas que recorren todo su rostro, situado en un escritorio rodeado por un estante lleno de libros-. Oye- llama mirando a su lado-. Esto parece a Jigsaw- ríe-

-Jaja que gracioso- comenta uno de los involucrados.

-Bueno como les decía, se encuentran en un lugar desconocido para ustedes. La única forma de salir es apoyarse mutuamente. Bueno, les explicaré, el que piensan que está drogado en verdad tiene un virus, igualmente es el único que se puede liberar facilmente, debe eligir a quién desatar antes de morir. Espero que las dudas se resuelvan pronto.

-No quiero morir- dice Gabriel con lagrimas recorriendo lentamente su cara.

Al darse cuenta de que sus ataduras estaban flojas se soltó con facilidad, su visión seguía nublada por lo que su desición fué totalmente al azar.

Primero soltó a fernando, solo alcanzó a desatar una mano de Fernando antes de caer rendido al suelo.

Rápidamente se soltó de la otra mano y tomó un bisturí de la bandeja ubicada en la camilla y por prevención clavó el afilado instrumento en la cabeza de Gabriel.

Giró su cabeza y su mirada evitando ver la sangre, apretó fuerte los ojos y los abrió de golpe. Aprovechó el tiempo para desatar a Jack y a Laurel

El televisor volvió a encenderse.

-Muy bien, han hecho lo mas fácil hasta el momento, pero... fernando y jack diganme, como se sentirían si les digo que. Para comenzar, Jack mató a tu novia y Fernando mató a tu abuela. ¿Seguirán siendo amigables?

Ambos se miran enfurecidos.

-¡Tenía que saberlo!- grita Jack mirando a Feña con un odio inmenso.

Fernando se encuentra en una pocisión desventajosa, alejada de los instrumentos. Jack aprovecha la situación y saca el bisturín de la cabeza del muerto y se dirige rápidamente a quién no había matado a su abuela.

Es demasiado dificil de esquivar la trayectoria y se lo clava a un costado, en las costillas perforando musculos.

Como si de un super humano se tratace, a Fernando no le afecta en nada tener un objeto que casi está por tocar su riñón.

Con gran fervor saca el bisturí dejando expulsar sangre de su cuerpo.
El no cometería el error de enterrar el arma en un lugar no mortal y decidió tumbarlo en el suelo embistiéndolo.
Una vez en el piso le clavó repetidas veces el objeto en la frente hasta dejarlo sin vida, llegó un punto que no lo hacía ni en defensa propia ni por venganza, si no por desahogo.

Miró a Laurel quien hasta el momento se mantenía en segundo plano, no fue gran problema. Caminó en su dirección, ella intentó retroceder hasta que su espalda se topó con la pared, su vida llegó hasta su fin.

Se dirijió hasta la puerta, estaba cerrada bajo llave.

-Bien, si haz llegado hasta este punto te felicito, la verdad es que esto no ha sido pura coincidencia, desde que llegaste por la entrada hasta que terminaste en la casa de la abuela. En fin, hay cuatro cajones enumerados, en uno de ellos está la llave. ¿Te doy una pista? Es el número de personas la cual fue necesarias matar. Deberías estar feliz de ser el mas fuerte, se acaban las provisiones y solo los ganadores merecen de ella.

Se dirigió a los cajones con la mano temblorosa, decidió comenzar por el cajón número tres.

No había nada.

2... Tiritó aún más.

1... Se le heló la piel.

0... Se le detuvo el corazón.

Tomó la llave y se dió cuenta de que se había vuelto un perro rabioso el cual actuó por la influencia de el hombre. Por una parte sobrevivió, por otra parte se sintió muerto, vacío, solo

Last SurvivorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora