Capítulo 1

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***

Mi nombre es Dhananjay, es un nombre un tanto peculiar, pero si lo buscáis veréis que existe. Acabo de cumplir los 17 años. Soy nativa de un pueblo llamado Dastia, pero por ciertos motivos tuve que mudarme. Los llamados signos fueron capaces de salvar la Tierra de la destrucción inminente que suponían los humanos ordinarios, eso supuso el tener que convivir con ellos. Ahora viene la parte en la que explico que son los signos. Los primeros 12 signos fueron los desencadenantes de una gran mejora en el mundo, ellos eran los llamados signos zodiacales, todos nacidos en diferentes fechas. A raíz de esos primeros signos, empezaron a clasificar a los recién nacidos por signos, para así cada año poder encontrar a los siguientes elegidos de una manera más sencilla. Todos aquí somos un signo, y a los elegidos se les encarga la responsabilidad de cargar con todos los integrantes de su signo.

¿Y para que sirven los elegidos? Muy fácil, para mantener el orden mediante un uso determinado de su habilidad dependiente de su signo. Estos signos en un momento de su vida son llamados a palacio para reunirse e ir a entrenar a un bosque apartado de toda civilización. ¿Por qué cuento esto? Porque por desgracia yo soy la elegida de los sagitarios.

***

Hoy por fin es ese día, el día en que por fin me iré de aquí, de los desprecios del pueblo y de los recuerdos olvidados.

Ahora mismo estoy acabando de recogerlo todo para irme. De repente siento un peso en mi espalda, para luego precipitarme hacia el suelo con un zorro en mi espalda, mientras me da besos por toda la cara.

-¡Dar!- lo aparté un poco de mi- no saltes así encima de mi- le dije seria.

Él me miró, agachó la cabeza y se fue lentamente hacia la puerta.

-¡¡Aaargghh!- rodé los ojos- ven aquí zorro mimado- se dio la vuelta y vino conmigo.

De repente se levantó del suelo y se quedó mirando la puerta atentamente. La puerta se abrió y por ella apareció un tigre blanco de ojos verdes. Me miró, entró y cerró la puerta con la cabeza, para después acercarse a mi sigilosamente.

-¿Ya estás aquí?- ella gruñó un poco y yo me reí.

Le acaricié un poco la cabeza y ella no se movió en lo absoluto. Dar mientras tanto se coló por debajo de Tar para colocarse entre sus patas blancas. En una situación normal eso sería considerado suicidio, pero ellos dos son como una familia. Él tenía el pelaje pelirrojo, muy astuto y fiel a mi. Lo recogí cuando era un simple cachorrito, ya que lo encontré en mi puerta. Ella es un tigre blanco, que encontré en medio del bosque con apenas 5 meses de vida. Al verla solo pude pensar en lavarla y alimentarla como es debido.

-¿Nos vamos ya?- me levanté del suelo y ellos conmigo.

Ambos se miraron, como si se comunicaran, para luego mirarme a mi queriendo transmitir me su preocupación por mi.

-Ya lo hemos hablado, no puedo seguir aqui, tarde o temprano se enterarán los Reyes de que soy una elegida y nos separaran- los dos me miraron tristes pero se pusieron a mi lado- así que vámonos de aquí los 3, ¿si?- me miraron y parecían felices los dos.

Salimos de la casa en la que viví durante 9 largos años y empezamos a caminar a través del bosque. Mientras caminábamos, Dar jugaba por todos lados, mientras que Tar estaba atenta por si algo sucedía. Tar frenó en seco, indicándome que donde ella miraba había alguien.

-Tranquila- le susurré mientras le tocaba la cabeza- ¡¡ O SALES O TE SACO!!- grité para que el intruso se mostrara.

De los matorrales apareció un chico de mi edad más o menos, riéndose. Por las ropas que llevaba y por su manera de tratar la situación, se podría decir que es un Escorpio, lo que significa problemas.

-Mmm...- me miró de arriba a abajo- ¿A quien tenemos aquí?

-Bye bye- me iba a ir cuando vi a Dar detrás del idiota ese- por cierto, seguir a alguien por un bosque y aparecer riéndose, eso es acoso- observé a Dar y ya volvía a estar con nosotras.

-Tener cautivos a un zorro y un tigre, eso es ilegal- me crucé de brazos incrédula.

-Si, mira que cadenas que llevan ambos, un poco más y los ahorco con ellas- y ahí va mi ración de

sarcasmo.

-Veo que eres Sagitario- asentí orgullosa- dejo que te vayas si me dices que haces aquí en el bosque sola con dos animales salvajes- se centró en Tar.

-Creo que me voy yendo- Dar subió a lomos de Tar y salió corriendo- nos vemos Escorpio.

Salí en dirección al río, pero antes de llegar, Tar ya estaba tumbada en el suelo. Dar bajó y se acurrucó a su lado. Me subí a un árbol para ver si el idiota ese nos seguía aún, pero no parecía haber rastros de él. Miré a Tar y me reí.

-¿Ya estás cansada?- levantó la cabeza- eso no ha sido nada- su mirada decía "lleva tu a un zorro de 11 kilos en tu lomo"- lo siento- le toqué la cabeza y me senté a su lado- cuando estés mejor avisame, estoy arriba- señalé el árbol y ella asintió.

Una vez que Tar se recuperó decidimos ir al río a por agua. Los tres bebimos agua y nos refrescamos un poco. Al terminar volvimos a donde habíamos parado antes. Recogí algo de madera he hice una pequeña cabaña en un árbol para pasar la noche.

Tar trajo 3 conejos y yo los hice al fuego para cenar. Al acabar subí a Dar en brazos a la cabaña mientras que Tar subía sola. Ambos se acurrucaron a mi lado para dormir.

-Buenas noches chicos- Tar ronroneó en respuesta y Dar hizo un ruido raro.

La Hija Del Fénix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora