Capítulo 6. Salvador.

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"Somos una casualidad llena de intención."

-Mario Benedetti.

-¿Hacen fiestas en estos lugares? -pregunté a mi compañero y este pateó una pequeña piedra con las manos metidas en los bolsillos del jean.

-¿Fiestas de qué tipo? -preguntó y levanté las cejas.

-¿Cómo que fiestas de qué tipo?¿Nunca fuiste a una fiesta? -pregunté confundida y este negó lentamente.

-A menos que una a los diez años cuente como fiesta -murmuró y fruncí el ceño.

¿Nunca fue a una fiesta?

-¿Alguna vez te invitaron a una fiesta? -doblamos en una esquina y seguimos caminando.

-Si, pero nunca voy -dijo encogiendose de hombros y lo observé como un bicho raro.

-¿Y qué haces para divertirte? -curioseé y este sonrió levemente.

-Me gustan los libros -dijo y nos quedamos esperando a que el semáforo cambiara para poder cruzar.

-¿Y qué sueles leer? -pregunté mientras observaba a una señora pasear a su perro chihuahua, en cierta forma me recordó a Las Vegas y me fue imposible no sonreír con nostalgia.

-Me gustan los policiales -dijo y cruzamos la calle.

-¿Por qué? -indagué y se relamió los labios.

-Por todo. Me gusta la acción y la adrenalina que te salta a las venas al leer alguna parte en donde tú sabes que estan a punto de encontrar una pista para resolver el caso -dijo y lo observé. Sus ojos brillaban soñadores y tenía una sonrisa dejando a la vista sus dientes blancos.

De pronto una idea cruzó mi mente ¿Y si Carter podía...?

-¿Puedes ayudar a resolver un misterio? -dije y me observó expectante.

-¿Qué misterio? -dijo nervioso y sonreí levantando el collar que colgaba de mi cuello-¿Qué hay con eso? -murmuró.

-Este collar le pertenecía al ladrón que entró a la casa y quiero que me ayudes a encontrarlo -dije meneando el collar frente a sus ojos, este siguió el collar con los ojos y noté como pareció perdido.

-No, nose hacerlo -negó rápidamente y fruncí el ceño.

-Si que sabes -insistí- Estoy segura que te has leído los libros suficientes como para que me ayudes con esto.

-¿Por que me lo pides a mi? ¡Dáselo a tú padre o alguno de sus amigos investigadores! -levantó las manos exageradamente y suspiré. Luego frunció el ceño y se dió un golpe con la palma de la mano en la frente -¡Bien bien! Te ayudaré -soltó y sonreí contenta- Pero quiero saber... ¿Por qué no se lo has dado a tú padre?

-Porque no quería preocuparlo -dije encogiendome de hombros y asintió un tanto inseguro.

El resto del camino nos la pasamos callados y en eso comenzó a sonar una celular. Levanté la cabeza y me descolgué la mochila rebuscando mi maldito móvil, lo tomé y revisé el contacto.

Astrid [Terminada✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora