Astrid [Terminada✓]

Capítulo 2. Carter.

"Renacida por el coraje y la dulce venganza de ser más jodidamente feliz que nunca."

-David Sant.

Me estiré en la cama y bostecé sintiendo como los rayos del sol me daban en el rostro. Gruñí.

¿Por qué siempre me olvido de cerrar las cortinas?

Me senté en la cama y me saqué los cabellos del rostro mientras me ponía mis sandalias color rosa. Me levanté y bajé las escaleras al escuchar movimiento en la planta de abajo.

Ayer luego del incidente papá llegó y se había puesto a revisar si faltaba algo en la casa, y al no faltar nada se sintió más tranquilo, también me preguntó si estaba lastimada y yo negué porque aquel tipo fue el que salió lastimado.

Llegué a la cocina y mi padre estaba preparando el desayuno. Esta vez decidí aceptarle su desayuno y este se había puesto contento diciendo: Estas muy delgada, esto te hará tener más fuerzas.

Comí tranquilamente y en silencio mientras mi padre leía el diario. De pronto mis ojos se deslizaron al periódico que leía y observé el título que se mostraba: Robo a la casa del comisario Benson.

-¿Saliste en el periódico? -dije y le arrebaté el diario observando el texto de abajo.

"Anoche a la madrugada intentaron robar en la casa del comisario Thomas Benson.
Mientras el comisario estaba ayudando apagar un incendio en las cercanías del pueblo, alguien se había colado en su casa para intentar robar. Para suerte del comisario su hija estaba en la casa y avisó rápidamente a su padre, el cual no demoró en llegar a ver que sucedió.
El ladrón no fue atrapado, pero se espera que pronto lo sea."

Levanté las cejas incrédula ante lo que leía.

-¿Por qué yo no aparezco? -pregunté indignada y mi padre hizo una mueca.

-Porque no quería que aparecieras aún. Comprende que no quiero que nadie sepa quien eres -dijo y sentí una punzada de tristeza -No porque no te quiera mostrar, sino porque yo encerré a varias personas malas, hija, cualquiera de ellos puede usarte para vengarse de mi y lo último que quiero es que algo te pase -dijo y tomó mi mano dándole un apretón.

-Entiendo -murmuré y asintió soltando un suspiro.

Ahora entendía la razón de porque todos me veían extraño. Nadie sabía ni que yo venía, ni quien era. Posiblemente creyeran que era alguna zorra que se tiraba a mi padre y estaba con él por su dinero.

Al menos yo pensaría eso.

Terminé mi desayuno grasoso admitiendo que estaba delicioso y subí a mi habitación a vestirme para pintar la habitación.

Al llegar comencé a buscar mi overol junto con una camiseta blanca básica. El overol era de un celeste desgastado y cubría toda la pierna. Luego me até el cabello en un moño desarreglado y busqué mis brochas.

(...)

Finalmente luego de tres horas y media había terminado con toda la habitación e incluso pinté mi closet de rosa. Todo había quedado perfecto.

Me estaba por adentrar al baño cuando escuché el sonido del timbre y decidí bajar abrir. Abrí la puerta y grande fue mi sorpresa al ver un rostro conocido.

-Hey Carter -sonreí y este me devolvió el gesto.

Lo estudié de arriba abajo. Traía puesto unos jeans azules, una camiseta gris plomo, encima una camisa a cuadros color negro y por último sus infaltables Vans.