Astrid [Terminada✓]

Capítulo 4. Mirina, Eryx y Blas. Los nuevos problemas.

"Que si hace falta yo hago el camino y nos cruzamos..."

-David Sant.

La clase de historia había llegado a su final y el profesor me entregó unos trabajos que debía presentar dentro de una semana para tener una nota, mientras que en todas sus clases me evaluaría para saber mi rendimiento.

Antes de que todos se vayan comencé a buscar a cierta persona y la encontré terminando de guardar sus libros.

-¡Lily! -chillé y me acerqué a ella, le puse la mano en el hombro y se giró observandome confusa.

-¿Si? -murmuró y pude notar que estaba nerviosa.

-Me preguntaría si me prestas lo de las últimas tres semanas, según el profesor empezaron un tema nuevo y no es tanto ¿Me lo puedes prestar? Te lo devolveré lo más pronto posible -dije e hice un puchero, la chica se mordió el labio pensativa y finalmente asintió.

-Esta bien -murmuró y comenzó a buscar algo en su mochila. Tomó un cuaderno y lo abrió dejandolo en cierta hoja -Aquí empieza el último tema nuevo -dijo entregandome el cuaderno y lo tomé sonriente.

-¡Muchas gracias! -y casi automáticamente la abracé, noté que se quedó tiesa y me alejé un tanto arrepentida -Disculpa, no quise ponerte incómoda -dije y un rubor subió a sus mejillas.

-No hay problema -murmuró acomodandose las gafas.

Guardé su cuaderno en mi mochila y salí del aula satisfecha por como iba mi primer día.

Afuera Carter estaba apoyado contra la pared al lado de la puerta de brazos cruzados y con expresión aburrida, al menos así fue hasta que me vió a mi y sonrió. Me acerqué a él sonriente y este levantó las cejas.

-¿Y? ¿Qué tal tú primer día? -preguntó y comenzamos a caminar.

-¡Fabuloso! El profesor de historia me dijo el significado de mi nombre y conocí a una chica llamada Lily -dije y luego hice una mueca al recordar a la chica de pantalones de cuero -Hay una chica con cazadora de cuero y pantalones de cuero y ojos... -no terminé de hablar cuando Carter me interrumpió.

-Azules -terminó por mi y asentí -Se llama Mirina y te recomendaría que no te metas con ella -dijo observandome seriamente y le di una expresión burlona -Hablo en serio Astrid, no hagas nada para molestarla, es temida y respetada acá -dijo. Sonaba nervioso y asustado.

-¿Te hizo algo? -pregunté curiosa de saber la respuesta ¿Carter se había topado en el camino de esa cosa?

-No, por suerte -soltó un suspiro e inflé mi chicle mientras observaba hacia todos lados curiosa y de pronto mi chicle se reventó al ver algo que llamó mi atención.

Un chico bastante alto estaba recostado contra la pared mientras la tal Mirina le decía algo, ella parecía molesta y frustrada. Él, por su parte, la observaba con las cejas fruncidas.

Lo estudié de pies a cabeza. Botas negras estilo militar, pantalones de jeans negros ajustados, camiseta gris ajustada a su cuerpo. Observé sus dedos y en estos habían letras grandes tatuadas que no alcanzaba a distinguir desde aquí, también habían ciertos anillos adornando sus grandes dedos. Una cazadora de cuero negro que parecía quedarle como anillo al dedo. Seguí subiendo y noté como coloridos tatuajes adornaban su cuello. Su rostro era afilado y gritaba peligro. En una esquina de su nariz le colgaba un arito. No alcanzaba a distinguir el color de sus ojos pero juraría que son grises. Su cabello estaba perfectamente peinado hacia un lado dejando la otra mitad libre de cabello.

Entonces giró los ojos y los clavó en los míos. Nos miramos fijamente y sentí como todo se detenía a mi alrededor. Los alumnos no se movían, el mundo dejó de girar, el ruido del pasillo quedó a segundo plano y sólo éramos él y yo.