14. Deseos Incompletos

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Un agudo dolor de cabeza la hizo despertar, no tenía conocimiento sobre cuánto tiempo había estado durmiendo pero aun así se sentía exhausta.- ¿Qué pasó ayer?- dijo para sí misma pero alguien más dentro de la habitación la escuchó.

-Eso mismo debería preguntarte yo.- dijo una voz que Evangeline pudo distinguir de quién era sin necesidad de ver.

-Emma, me duele la cabeza.- se quejó la castaña intentando cubrirse con las sábanas.

-Oh no señorita, has dormido por más de 12 horas.- intentó sacar a su amiga de la cama.

-¡¿Qué?!- reaccionó.

-Ya es de día, Evangeline.- dijo abriendo el par de cortinas dejando entrar el pleno sol haciendo sufrir a su amiga.

-No hagas eso, Emma.- se quejó.

-Te lo mereces por ebria.- le dijo sentándose al borde de la cama de su amiga.

-Necesitaba desahogarme.- dijo recobrando la memoria del día anterior. Evangeline salió de las sábanas y miro fijamente a la rubia.- ¿Cuando pensabas decirme de la nueva relación de tu hermano?

Emma se quedó callada, ¿cómo podía responder a eso?

-Lo siento.- dijo bajando la cabeza.- Pero yo no tenía derecho a decírtelo, el único que podía era Legolas.

-Bueno, ni si quiera me lo dijo.- dijo girando su mirada.- Se lo escuché decir a Aranelisse.

Ambas elfas se quedaron en silencio, cada una en su propio mundo pensando que decir.

-¿Cómo pasó?- le preguntó la castaña rompiendo el hielo. Emma entendió a la perfección la duda de su amiga.

-Éramos muy cercanos de pequeños, junto con Taryon. Los cuatro nos conocemos de toda la vida, pero al pasar de los años... Legolas empezó a sentir cosas por Aranelisse.- relató la rubia.- Y ella le correspondía. Aranelisse fue su primer amor.

Una vez más, algo dentro de Evangeline se empezó a romper. Y no sólo para ella, era para todos. Sin que ambas elfas se dieran cuenta, una pequeña pero peligrosa mancha negra se depositó en el cuarzo de la castaña.

-Luego ella partió a Rivendel, su pasión era el arte de la sanación. Desde esa vez no volvimos a saber nada de ella, Legolas estaba destrozado. Aranelisse fue quien más lo apoyo con la muerte de nuestra madre.- Emma continuó diciendo.- Pero hace meses regresó, Legolas estaba vacío por tu desaparición pero nunca se lo dijo a Aranelisse, una cosa llevó a la otra y ahora están juntos.- terminó Emma pero al levantar la cabeza para observar a su amiga la encontró con los ojos aguados, sin embargo, Evangeline solo le dio una sonrisa.

-Estaré bien Emma, no hay de qué preocuparse, espero que tu hermano sea feliz.- le dijo aguantando sus sentimientos.

-Hablando de ser feliz.- Emma intentaba levantarle los ánimos a su amiga.- Ayer estabas muy cercana a cierto comandante.- Emma logró hacer que Evangeline se ría un poco.

-Solo somos amigos, lo ayudé con el entrenamiento además quería despejarme un poco.- le dijo calmadamente.- Y sobre todo me escuchó.

-Yo también te podía escuchar.- le dijo Emma fingiendo enojo.

-Y lo sé Emma.- se rió por la actitud de la rubia.

-¿Le contaste todo lo que pasó con Legolas?- preguntó cambiando a un semblante algo serio.

-Lo principal, tampoco entré en detalles.- respondió.

-Evangeline quiero que confíes en mí, por algo somos mejores amigas ¿no?- dijo Emma con una sonrisa.

Ojos de Cristal (Legolas) [SOF #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora