IV. Little John, Hosea and Ducth.

840 62 30
                                    

El tiempo pasó, y los chicos crecían. Dutch y Hosea se deleitaban al verles crecer, ellos tomaron la etapa más importante de John, era un pequeño niño, su estatura era muy baja, apenas y sabía meter una pala en la tierra pero estaban orgullosos de que el pequeño pelinegro siempre confió, en ellos y en Arthur. Ahora John sabía montar, sabía trabajar un poco en la tierra, se encargaba de asuntos más importantes para ellos. Marston había cumplido ya 18 años, su espalda se volvió más ancha, su estatura era mayor lamentablemente para el no era tan alto como Arthur, al menos le llegaba al hombro pero ya le había salido barba, Arthur se encargó de decirlo por una semana.

Morgan dejó de lidiar con un pequeño, ahora el hombre de 24 se había vuelto más autoritario con el pelinegro, las peleas aumentaban cada vez más, puesto que el libre albedrío de Marston y sus ganas de querer ir con Dutch y Hosea a los asaltos estaban presentes, Arthur le reprendía y le hacía entrar en razón.

Se volvieron inseparables y así mismo el par se alentaba para crecer.
Claro que los conflictos existían pero para todo ello había solución, siempre había risas y claro los retos. John resultaba vencido por Arthur pero siempre aprendía. Y Morgan también. Aprendían uno del otro.

Pero durante ese tiempo a Hosea se le escaparon un par de cosas. Una de ellas fue un gran puma y otra el terminar de enseñar a leer a John.

Era el mes de septiembre así que las tardes no eran calurosas, el clima se encontraba particularmente húmedo por las recientes lluvias pero no era caliente ni frío, era ameno, además de el olor reconfortante de la tierra mojada.

Habían pasado tres años desde que John se unió al trío de hombres y nunca les vino para mal, justo el pelinegro y Arthur se encontraban sentados bajo la gran tienda donde el par dormía, ahí se refugiaron de la lluvia cuando comenzó pero ahora sólo observaban el rocío en el corto pasto de ahí y del como en la charcas que se formaron se hundían una que otra hoja seca.

Charlaron sobre el caballo de una finca cerca de ahí, un bonito pura sangre. Y como lo robarían si lo necesitacen. Claro que existían las burlas al imaginarse a ellos mismos siento sorprendidos por el amable dueño.
Pero la charla se terminó cuando Hosea puso su mano sobre el hombro de John.

El rubio mayor llevaba en sus manos un diario cubierto de piel, un bonito encurtido que conocía muy bien.
Suspiró para luego ponerse de pie e ir tras el.
No necesitó palabra alguna para comprender lo que seguía.

Arthur fue tras ellos, llevaba en su rostro una pizca de burla al saber todos los regaños que vendrían pues cuando llegaron a a la mesa que se encontraba al aire libre también se sentó Dutch, quizás a fumar, quizás.

— Muy bien, hijo. Se acabaron los días de analfabeta.—

Dijo con determinación Hosea al abrir el diario y mostrar una hoja limpia y darle el lápiz.
Y sacó ese maldito libro que John tanto odiaba, tenía tantas palabras, letras y números que le daban ideas a Hosea para que el hiciera.

Arthur sonrió al ver la escena, el alguna vez estuvo en ese lugar.

Dutch sólo observaban teniendo en sus labios un gran puro con la ardiente brasa desprendiendo un largo hilo de humo, dió una calada y lo sacó dejándolo descansar entre sus dedos.

— Podemos ser ladrones, muchacho. Pero quiero que sepas escribir tu nombre en tu sentencia de muerte. —

Dijo el pelinegro mayor en broma soltando una carcajada para después recibir un manotazo en la mano que hizo caer su puro en un charquillo de agua apagándose al instante.
Hosea lo miró desafiante y Dutch sonrió con saña.

— Ya haré que me pagues ese puro. —

Y elevó ambas cejas, sin embargo Arthur y John no estaban presentes en aquello.
John pasaba de hoja en aquel diario sin saber que decía pero buscando algún dibujo, Hosea tenía varios, y eran buenos, el sólo abría los ojos con sorpresa cuando veía alguno bien detallado.

I have a plan, John. [Arthur x John]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora