Charlas

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(Este es uno de mis actores favoritos, así que permítanme recrear al viejo director Dippet con él)

Capítulo cinco.

El director Dippet estaba entusiasmado con la nueva profesora de estudios muggles, mientras el profesor Dumbledore tenía la idea de que había cometido un error. Algo usual en el director y poco común en su subordinado.

Estudios Muggles era para enseñar a los sangrepura sobre las costumbres muggles, para no romper el Estatuto del Secreto, no sobre la guerra o las armas. Claro que Dippet solo veía lo que quería ver, el entendimiento entre las casas. Y sí, debía admitir que desde hacía un mes, desde que comenzó a dar cátedra, la señorita Granger logró lo que él ni ningún otro había logrado en toda su carrera: que sangrepura se acercaran a los sangresucia y mestizos. Estaban interactuando, intentando interpretar ese mundo vecino pero desconocido. ¡Por propia voluntad!

Luego de ese comienzo bastante bélico, ahora estaban viendo los medios de transporte. De los aviones que llevan bombas, cayó a los que llevan suministros médicos y personas, a barcos, trenes, autos... incluso la señorita Granger había traído una bicicleta doble con la que los alumnos enloquecieron. Fue muy divertido ver a los más jóvenes esperar su turno para subir y llevar algún compañero snob a dar una vuelta por la explanada principal.

Sin embargo, también debía decir que los temas habían interesado a un reacio Tom Riddle. ¡Se había inscripto a la clase como oyente! Eso era mucho para asimilar al profesor  Dumblendore. Era como si su mundo ordenado fuera destruido por un molesto gatito que se paseaba con la cola erguida luego de arañarle las cortinas y tirarle la taza de té preferido. Y hablando de té...

-La señorita Granger ha programado un té para los sábados que no van a Hogsmeade, para que los sangrepura den clase de protocolo.

-¿Den clases? –preguntó extrañado Dumbledore.

-Sí. Dice que tanto unos como otros tienen que aprender recíprocamente. Nunca lo había planteado. –el director se rascó la barbilla, mirando la solicitud de la profesora en el pergamino en su mano.

-Interesante. –dijo desganado el profesor.

-Sí, tu idea ha sido muy acertada. Ella es un diamante en bruto. Me felicito por hacerte caso.

-Sí. –dijo sin convicción el profesor.

Mientras, Hermione escuchaba a una niña de anteojos y acné en la cara.

Mientras, Hermione escuchaba a una niña de anteojos y acné en la cara

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-¡Son unos inmaduros!

-Sí, lo son, pero necesarios. –contestó Hermione, sorbiendo su té. –No te preocupes, esto pasará. Mmmm... espera un momento.

Dejó su taza y se dirigió a su cómoda, donde sacó un bolso de cuentas. Metió su brazo y revolvió entre todas las cosas que tenía allí.

-Yo sé...que está por acá... no, esto no... ¡Aja! ¡Acá está! –se acercó y le tendió un libro. –Este libro me ha ayudado mucho en el proceso de pato a cisne. En especial, con mi cabello. Ahora, para tu acné, no solo te recomiendo la poción sino también una dieta balanceada y libre de grasa, y esta crema nocturna. –le señaló la página luego de buscarla de memoria. –Sin embargo, no quiero que te conviertas en una de esas insulsas vanidosas. Lo que necesitamos son brujas completamente competentes en hechizos, pociones y encantamientos para fomentar nuestras tradiciones. Las tradiciones son importantes y nosotras somos las principales comunicadoras de ellas.

-Sí, sí. Lo entiendo. No la defraudaré, me convertiré en la mejor bruja de todo Hogwarts. –dijo con convicción.

-No es nada malo querer verse bien. Es decir, para despertar a esos inmaduros que hoy se deshonran con tonterías. Ya verás, en poco tiempo estarán mirándote dos veces. Y si te encuentras a Perkins otra vez...

-Oh, practicaré el hechizo mocomurciélago. –aseguró con vehemencia.

-Bien. Y no lo supiste de mí. –le guiñó el ojo.

Myrtle le devolvió el guiño.

Estudios muggles (editando)Where stories live. Discover now