Hoy era el día de la boda. Nos habíamos esforzado un montón para que todo quede bien, y quedó re bien.
El lugar se veía hermoso. Nos costó pero lo logramos.
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Me estaba cambiando ropa, y me fijé en mi viejo.
Nervioso? - pregunté arreglando la corbata.
Re nervioso - asintió.
Tranqui viejo - me acerqué a el. - Ester es re copada.
Lo sé hijo - me abrazó - solo espero que todo salga bien.
Y lo saldrá viejo - Ivo apareció.
Gracias por apoyarme - agradeció mi viejo con un brillo en los ojos. Y nos volvió a abrazar.
Che chabón, falto yo - reclamo Mauro en la puerta.
Vení boludo - le contesté entre risas.
Los cuatro nos abrazamos y comenzamos a saltar. Para alegrar un poco el ambiente y distraer al viejo.
Me gustaba ver feliz a mi viejo. Pero saber lo que estoy haciendo con Lucía me hace sentir culpable. Y no lo puedo evitar, no puedo evitar estar lejos de ella.
Fui a buscarla, no la había visto en todo el día por lo de la boda.
Fui a la habitación donde se cambiaban las chicas y ahí estaba,mirándose en el espejo, tan linda como siempre. Con ese vestido que la hacia lucir como una diosa.
Ese vestido te queda re bien - me apoye en el umbral de la puerta - que me dará tristeza tener que romperlo para cogerte.
Calláte boludo - se rió a carcajadas. - obvio me veo divina.
Que cheta que sos - me acerqué a ella sonriendo - me volvés loco con ese vestido.
Ella se sonrojo, me miró y me tomo la corbata, me hizo el nudo de nuevo.
Así está mucho mejor - sonrió y apretó un poco el nudo.
Cómo puedo devolverte el favor? - mi mano acarició su cintura, y fue lentamente bajando hasta su culo.
Ecko - bese su cuello - acá no. Hay mucha gente.
No me aguanto más - la bese y ella me lo devolvió.
Sus labios eran un imán para los míos. Nos separamos por falta de aire.
Dale que nos pueden pillar - suplico.
Me voy si me das otro - le susurré.
Y así fue, me dio un beso muy tierno que me dejó en las nubes.
Lucía.
Con mis hermanas estábamos vestidas iguales ya que éramos las damas de honor.
Me encantaba el vestido, nos quedaba muy bien.
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Llego la hora, y todos estaban en el lugar. Me asome por la cortina para ver y estaba lleno de gente, un montón de tíos, primos, abuelos e hijos de ambas familias.
Sonó la típica canción en las bodas.
Y primero salió Meli, atrás de ella Sofía y finalmente yo.
Ecko me miraba desde su puesto, al lado de su padre y no pude evitar imaginar estar casandome con el. Suena loco lo sé.
Luego entro mi madre, todos los ojos posados en ella. Dios se veía espectacular con ese vestido, le quedaba divino.
Llego a su puesto, onda todo bien romántico.
Y con Sofía habíamos hecho una apuesta. Se trataba de que si Meli lloraba en la boda, ganaba yo.
Por qué la hicimos? Por qué Meli siempre va en la vida como tipa dura pero se pone a llorar por puras boludeces.
Y no tardaron en aparecer las lágrimas de Meli.
Yo no podía evitar reírme, hasta que solté unas risitas y me siguió Sofi, nos ganamos unas caras de ortos de familiares.
Lucía sos una boluda - me susurró Sofi.
Te dije que te ganaría pelotuda - no dejaba de reír.
