Stuart
«La primera vez que la vi en su más grande esplendor, pensé: ¿Porqué podía dominar a toda especie masculina a su al rededor sin notarlo? ¿Qué podía tener ella de especial entre todas las chicas que lograba que idiotas como yo o como los demás hicieran todo lo que ella ordenara? Sinceramente su belleza me había atraído, pero su carácter me había hecho un maldito puberto ilusionado, no era tan propio de mí expresar mis emociones abiertamente, consideraba aquello una manera de presumir la felicidad, no necesitaba que los demás supieran lo feliz que yo era, no era su jodido problema, el único que debía saber si era felíz era yo...»
—No, no, no —suspire irrirado y con la furia que aún contenía, arranqué la hora de la máquina de escribir, la hice bola y la lancé al canasto de la basura con las otras quince que había escrito durante la tarde— ¿Qué demonios me pasa?
Pasé vagamente las manos por mi rostro estresado. A mí jamás me había costado escribir un capítulo como lo estaba haciendo lo que llevaba el resto de la tarde y no se trataba de un bloqueo de escritor o algo parecido porque sí sabía lo que quería escribir, tenía un final para el capítulo, un desarrollo y un inicio pero no entendía porqué me costaba llevarlo bien a cabo.
Tampoco entendía porqué había convertido a Darcy en Flynn como lo había hecho hace unos segundos.
Cerré mis ojos.
¿Que si estaba furioso? No mucho, sólo quería olvidar su existencia por la próxima década. Pensé que ella era diferente, pensé que podía confiar en ella, pensé que me valoraba siquiera un poco... pero veo que todo fue una farsa y que lo que habíamos hecho en su habitación no significó nada para ella.
Mucho menos nuestro beso.
Me saqué el gorrito y lo arroje al suelo bien cabreado. ¡Les juro que pude sentir como todo había cambiado radicalmente! La manera en la que sus uñas dejaron de rasgar mi espalda y empezaron a provocar caricias. La forma en la que mi nombre salió involuntariamente de sus labios una sola vez y ella pensó que no lo había notado, pero sí lo hice. La manera en la que sus labios jugaban con los mios y en lo suave y tersos que eran, o cuando sus dedos jugaban con mi cabello revolviendolo una y otra vez, siempre he odiado que me toquen el cabello, es una de las razones por las que siempre llevo gorrito, pero cuando ella lo acarició... maldición, deseé que lo hiciera todos los días.
Quería besarla así todos los dias, tenerla entre mis brazos todos los días y no dejarla ir.
Odiaba ser tan egoísta pero la quería a ella.
Suspire.
—Al diablo, que se vaya al diablo —me saqué la camiseta, necesitaba una ducha— ella y su estúpido noviecito de la infancia.
Tomé mi toalla y justo cuando estaba por entrar al baño, llamaron a la puerta.
Al abrirla tuve que cerrar los ojos unos segundos tratando de acostumbrarme a la luz del pasillo gracias a que desde que había conseguido entrar a mi habitación, había estado en penumbra.
—¿Lyle?
—Hey Stu... Dios, qué mal te ves —hizo una mueca.
Suspire rodando los ojos para mí mismo
—¿Qué quieres, Lyle?
—Esta mañana estuvimos hablando sobre ver una película en la habitación que comparto con Jojo y vine a invitarte.
Hice una mueca.
—¿Flynn va a estar?
Porque un momento incómodo era lo que menos necesitaba ahora entre nosotros.
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Loco Y Estúpido Amor || Stuart Twombly
RandomLoco es igual a la definición que te darían si preguntaras por mí Estúpido es la definición que te darían si preguntaras por Stuart Pero ¿Amor? aquello en definitiva no era lo que nos caracterizaba a nosotros juntos, éramos completamente iguales aun...