Loco Y Estúpido Amor || Stuart Twombly

¡I'm Not A Boy!

Previamente en Loco y Estúpido Amor...

(...)

-No olvides tu cepillo de dientes, tu loción, tu shampoo y tu... esto que no sé qué es -Klaus me pasó mi bolso de mano antes de que ambos me botaran de la van con todo y equipaje.

-¡Oye!

Collin asomó la cabeza por la ventana del copiloto.

-Ya sabes, portate bien, sé buena niña, obedece a tus jefes y procura que los grandotes no te usen de saco de boxeo mientras que Klaus y yo convertimos tu habitación en un gimnasio por los próximos tres meses.

-¡Oh si! -Klaus y él chocaron puños.

-¡¿Qué?! -chille- ¡Oh no! No van a convertir mi habitación en un maldito gimnas...

-¡Feliz verano hermanita! Estudia mucho -Klaus puso el auto en marcha atrás simplemente para no escuchar mi réplica.

-¡Te queremos, mocosa!

-¡Regresen aquí, Cosas imbéciles! -les grité pero en respuesta aceleraron- ¡Klaus! ¡Collin!

Las llantas se marcaron en el asfalto antes de desaparecer por la entrada del estacionamiento del enorme campus. Malditos idiotas.

(...)

Mis ojos se abrieron más de lo normal por el maldito mensaje. Reprimi un chillido de exasperación y justo cuando estaba por llamarlo por FaceTime e insultarlos a ambos hasta en Ruso cuando mi cuerpo chocó con un fuerte torso haciendo que el móvil se me cayera de las manos al suelo.

-Maldición, ¿Acaso tienes los ojos en el culo? -gruñó él.

Era el chico de gafas que había tomado asiento junto a mi en el seminario que había dado Chetty.

-¡Oh, perfecto! -le sonreí irónicamente- dos chicos, uno con gafas y otro libre de enfermedades en la vista... pero la culpa es del que no tiene gafas. Vaya lógica -me crucé de brazos.

-Me importa una mierda, que te den -rodó los ojos, que grosero- más te vale que no se haya roto el protector porque tendrás que comprarme uno exactamente igual al que tenía.

-Por supuesto, si quieres también pasamos por Apple y te compro un MacPad.

-Tu sarcasmo es inútil.

-Tu eres inútil al no saber caminar, yo estaba pasando primero

El chico me fulminó con la mirada y yo se la devolvi.

-Que desagradable eres.

Lo miré con indignación fingida.

-¿Disculpa? -levanté una ceja- ¿Yo te desagrado? Vaya gracias, pondré tu opinión en un lugar donde no me importa.

Ambos nos agachamos para tomar nuestos teléfonos y nuestras frentes se golpearon, soltamos un quejido y agarramos nuestros teléfonos.