CAPÍTULO VI

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---ERROR---

11:48. Noviembre 21. Laboratorio de Experimentos Altamente Confidenciales. Wallmet. Despacho de Tiana Hatterson. Prohibida la entrada.

Tiana Hatterson acababa de despertarse después de 06:11 horas de pesadillas. Se frotó los ojos y se tapaba los labios entre bostezos; acababa de llegar al mundo. Un mundo que, sin enterarse, había dejado en manos de la bestia más inteligente, perversa, sanguinaria y desconocida jamás creada.
Buscaba desesperadamente sus gafas graduadas que no necesitaba pero que, según ella, la hacían parecer más intelectual aunque, día tras día, le estropeaban las pupilas perfectamente estables. Raramente se maquillaba y seguía una moda que había sido elegida en los años 70; para ella, aquella década nunca había terminado de transcurrir.

-¡¿Stanley?!- decía mientras se sujetaba la cabeza con las manos para no caer mareada.- ¡¿Stanley ?! ¿Has llegado ya?- entonces, consciente de que desconocía la hora actual cogió su lujoso teléfono móvil y desbloqueó la pantalla de inicio.- ¡¿Las 11:53?!

Volvió a dejar el móvil sobre el escritorio, el cual inmediatamente empezó a sonar. Con sus máximos reflejos, lo cogió de un salto y lo desbloqueó; fue entonces, cuando descubrió que tenía 12 llamadas perdidas de Stanley, el mismo que la estaba llamando ahora.

-Dígame Wheeler. Siento no haberle podido contestar antes pero acabo de despertarme ahora.- tosió.- Como ve, todavía estoy bajo los efectos de la cafeína; espero que haya una buena razón por la que me haya llamado 12 veces.

-¡CADÁVER! ¡HAY UN CADÁVER EN EL BAÑO!- empezó a llorar.- ¡ESTÁ DEVORADO Y LLENO DE SANGRE! ¡NO PUEDO MÁS! ¡DEBE VENIR!

-Stanley, cálmese. ¿Quiere que llame a una ambulancia? ¿Dónde se encuentra? Seguro que aún se puede salvar. ¿Sabe reconocer a la persona? ¿Ha visto a algún animal salvaje por la zona que pueda haber causado tal barbaridad?

-¡ES EL SEÑOR PRICE, TIANA! ¡FLOYD PRICE! ¡ESTOY EN EL LABORATORIO! ¡HE ... LLEGADO HACE MÁS O MENOS MEDIA HORA Y ME LO HE ENCONTRADO MUERTO!

-¡MIERDA! Aguante en aquella posición, Wheeler. ¡Estoy allí en 2 minutos!

Y así fue, 1'57 minutos tardó la directora a llegar a la cabina de control. Inmediatamente distinguió la figura de su trabajador tapándose la cara con las manos entre sollozos y llantos, situado enfrente de la escena: un hombre de poco más de 60 años devorado y en señal de descomposición dentro de un estrecho baño rodeado de su propia sangre y entre otros miembros de su cuerpo.

-¡Dios mío, Stanley! ¡Es horrible! ¿Y dice que se ha encontrado con esto hace más o menos media hora?- se acercó al cadáver y le levantó un brazo que rápidamente dejó de tocar.- Es evidente que esto ha sido causado hace mucho más de media hora o su asesino ha hecho muy buen trabajo; merecería, como decirlo, un aumento de sueldo, ¿no cree, Wheeler?- se apartó del muerto y se acercó a Stanley, que apartó las manos como si fuera un reflejo.- Respóndeme.

-Supongo que ... tiene razón, jefe.- se secó las lágrimas con la manga del uniforme.- Pero no creo que lo mejor sea reírse, pienso que es una situación bastante seria.

-Claro que lo es, inocente Stanley.- removió su pelo como si se tratara de un niño de 5 años y se dirigió hacia los controles de la cabina.- ¿Pero qué sería de la vida sin un toque de humor y gracia? La vida está llena de sorpresas, sólo tú decides cómo verlas: como un regalo o como una maldición.

-Supongo que esa fue su reacción respecto a lo de su marido.

-¡NO VUELVAS A HABLAR MI DIFUNTO MARIDO!, ¡¿ENTENDIDO?! ¡Eso forma parte del pasado y estamos en el presente si no me equivoco! Prefiero dejar los exámenes suspendidos en los archivos del olvido, si no te importa; y ahora centrémonos en el verdadero problema.

-Lo siento, jefe. Pero el verdadero problema no es el cadáver.

-Entonces, Wheeler, ¿qué es lo que me estás escondiendo?- volvió a acercarse a él.

-Muchas cosas, señora. Pero ese no es el tema. ¿Ha olvidado usted a su Frankenstein?

-¡MI EXPERIMENTO!- Tiana se acercó a toda velocidad al cristal y descubrió que la puerta se encontraba abierta.- ¡¿Escapó?! ¡¿PERO CÓMO?!

-Supongo que al señor Prince le habrían entrado ganas de ir al baño y antes, accidentalmente, habría prensado el botón rojo, el cual habría hecho que se escaparan los prisioneros y poder devorarlo cuando estaba encerrado.

-Wheeler,- apoyó su mano en su hombro.- creo que sólo uno logró escaparse de la cúpula.

-¿A qué se refiere?- decía mientras acercaba sus ojos aún más al cristal intentando descubrir algo fuera de lugar.

Alcanzó su objetivo.

-Supongo que no es necesario que se lo señale.

El cadáver de la joven se encontraba exactamente en el mismo estado que Floyd Price. Aquella imagen se quedó grabada en la memoria de Stanley Wheeler eternamente.

-¡Es imposible!

-¡¿No tenemos cámaras de seguridad?!- recordó inesperadamente Tiana.

-¡Tiene razón! ¡Las cintas!

Orgullosa de su idea, Tiana acompañó a Stanley hasta el ordenador de torre de la mesa de escritorio que controlaba las cámaras de seguridad. Iniciaron sesión y removieron todas las posibles aplicaciones que podrían contener las copias de las cintas. Cuando milagrosamente lograron encontrarlas, se miraron mutuamente y sonrieron.

Quemadas. Todas las cintas que habían grabado las cámaras de seguridad estaban quemadas, como si alguien se hubiera acercado con un encendedor y las hubiera quemado una a una.

-¡¿Como pueden estar quemadas?! ¡Es imposible! ¡El señor Price no sería capaz de hacer algo así! Y si lo hubiera hecho... ¡¿por que lo habría hecho?! Yo lo descartaría, Wheeler; ¿qué opinas tú?

-Evidentemente, señora; pero si lo descartamos de la lista invisible de sospechosos sólo nos queda una opción: el fugitivo.

De repente, Stanley Wheeler se frotó sigilosamente el bolsillo y cuando percibió la mirada de Tiana se detuvo.

-¿Qué tienes en el bolsillo?

-Un paquete de tabaco, señora.- contestó nervioso.- Cuando estoy estresado me gusta fumarme un cigarrillo para que mis preocupaciones se desvanezcan entre el humo.

-No te creo. Muéstramelo.

Sin pensarlo dos veces, viendo la cara de impaciencia e ira de Tiana Hatterson, sacó lo que llevaba en el bolsillo y lo dejó entre los dedos de su directora.

-¿Qué es esto?

-Un encendedor, me temo. Me lo he encontrado en la mesa de escritorio cuando he llegado.

-¿Un encendedor? ¡¿Un encendedor como el que se podría haber utilizado para quemar las cintas?!

-O para encender un cigarrillo...

-Enséñame el tabaco. ¡Ahora mismo!- le dijo mientras depositaba el encendedor sobre la mesa del escritorio.

El señor Wheeler buscó durante un buen rato entre los bolsillos de su abrigo de piel un paquete de tabaco inexistente.

-¡Mierda! ¡Lo he perdido! Lo llevaba aquí... en el mismo bolsillo que el encendedor; y ahora, no está. Quizás me lo he fumado sin darme cuenta.

-Permítame que le diga, señor Wheeler, que en ningún momento lo he visto fumar, no descarto que sea por educación; pero si no tiene nada que ocultar no se preocupe, mañana mismo examinaré este encendedor, ya que según dice si se lo ha encontrado aquí será el causante del incendio. Recibirá los resultados mañana a primera hora.- después calló y observó el cadáver de Floyd Price.- Y haga el favor de llamar a una funeraria o esto se nos llenará de moscas.

Stanley Wheeler desvió la mirada hacia el pobre empleado muerto, cogió el teléfono de disco y marcó el número de la primera funeraria que le pasó por la cabeza, desgraciadamente, dejó al pobre dependiente con la palabra en la boca.

LABORATORIO DE EXPERIMENTOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora