Capitulo IV *TT*: Louis Tomlinson, principe de Monaco.

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Capítulo 4

Cole era un chico del cual se podría presumir. Mucho más alto que Harry, seguramente rozaba el metro 1.85. Musculoso pero no monstruoso, en el podías ver años de trabajo y dietas para lograr su físico. Cabello rubio y lacio, no muy corto no muy largo. Ojos color chocolate y largas pestañas. Todo eso junto con sus labios rosados naturales y su barba de algunos días lo hacían ver como un modelo de Calvin Klein.
Y todos sabemos que las mujeres caemos a los pies de los hombres así.
Al escucharlo decirme preciosa no pude evitar sonrojarme. Harry me lo decía mucho antes y nunca me sonrojaba pero si otro hombre me lo decía el rojo en mis mejillas no se hacía de rogar. ¿Era eso normal? Sí, me respondí. No necesitaba sonrojarme con Harry, él me hacía sentir hermosa siempre, con él yo siempre estaba algo sonrojada.
Cole me sonrió con normalidad y tuve que desviar la mirada. Creo que ese chico no sabe el efecto que tiene en las mujeres, no, me corrijo, lo sabe perfectamente.
—Soy Cole —se presentó—. Agente y profesor de la clase ‘’Armas 2’’.
Asentí mientras obligaba a mi color de piel a volver a la normalidad.
—Adeline —me presenté.
—Bien, esto fue muy divertido pero hay que seguir con el tour —Anabelle se acercó a mí y sentí su urgencia por irse—. Tengo que terminar de mostrarte todo antes de las siete para que le des una respuesta a tu abuelo
—Bien —respondí.
— ¿Una respuesta a qué? —Harry por fin habló.
Recordé que si me quedaba aquí tendría que convivir con Harry todos los días, encontrármelo en lugares y sufrir más al notar su indiferencia que se haría más fuerte a medida que pasara el tiempo. Pero quería hacer esto. Algo me decía que lo necesitaba.
Noté que Anabelle quería decirle, pero estaba inquieta, algo impedía que se lo dijera. ¿Pero qué? Mire a Cole y la forma en que Anabelle intentaba no mirarlo, esa podría ser la razón.
—Puede que me quede aquí por un tiempo… —vacilé.
— ¡Bien, vamos! —Anabelle me tomó bruscamente por el brazo y me sacó de esa sala—. Hay otras salas que las usan un grupo de personas pero donde las practicas son individuales y uno hace lo que quiere, a esas voy yo.
Actuaba como si nada.
— ¿Cole es un chico muy conocido por aquí? —pregunté.
—Es un estúpido que se cree el centro del universo por ser un buen luchador —respondió enfadada.
— ¿Y además de eso es profesor?
—Sí, y dispara bien, además de que el hijo de puta es inteligente. Al muy maldito lo mandan a muchas misiones…
Y yo que pensaba que a Anabelle le gustaba Cole, cuando ella lo odiaba por las muchas misiones que tiene, porque puede salir.
Anabelle caminaba a paso rápido. Estaba furiosa. Yo le intentaba seguir el paso pero nunca había notado que sus piernas eran tan largas y, bueno, las mías tan cortas. Se dirigía al ascensor cuando se escucharon unos pasos corriendo detrás de nosotras.
— ¡Adeline! —gritó la voz de Harry.
Me di la vuelta. ¿Y ahora que quería?
— ¿Qué?
— ¿Cuándo dijiste que podrías quedarte aquí…a…a que te referías? —me miró con preocupación en sus ojos.
Simulando preocupación, me recordé.
—Me quedaré aquí con mi abuelo —respondí—. Quiero aprender.
— ¿Aprender qué? —preguntó.
— ¡Por el maldito Dios, Harry! ¡Tu noviecita quiere ser agente como tú! ¡Como yo! ¡Como todos, mierda! —gritó Anabelle.
Vaya, alguien estaba menstruando.
La piel de Harry se puso pálida.
—No, Anabelle, tu no naciste para esto.
—Yo hago lo que quiero Harry —le aclaré enojada. Nadie me decía que hacer, menos él—. Deja de comportarte como si fuéramos algo y yo te importara. ¡Tu actuación terminó!
La manzana de Adán de Harry subió y bajó en un lento movimiento.
—Bien —se limitó a decir.
—Bien —respondí—. Ahora, Anabelle tiene que terminar de mostrarme el lugar.
Anabelle ya había llamado al ascensor y ambas entramos cuando las puertas se abrieron. Al darme la vuelta hacia Harry él ya estaba caminando hacia el otro extremo del pasillo, no por donde había llegado, si no hacia donde estaban las salas de práctica individuales, como me dijo Anabelle.
Las puertas se cerraron y me apoyé en el fondo del ascensor.
— ¿Te digo algo? —dijo Anabelle, y yo simplemente esperé que comenzara a hablar—. Detesto a Cole y también detesto a Harry pero si me dieran la maravillosa posibilidad de matar a uno, definitivamente Harry seguiría vivo.
Y aunque de una extraña manera, entendí lo que me quiso decir. Harry y Cole eran de la misma clase, pero Cole era muchísimo peor.
Y le di la razón a Anabelle, los chicos que hacen que caigas a sus pies a primera vista son peligrosos.
Lo triste, es que Harry también hizo que callera a sus pies la primera vez que nos vimos, y de formas mucho más inexplicables y maravillosas que las de Cole. Harry tenía este encanto que no sabía que poseía, eso, eso lo hacía mejor.

No es mi vida, es solo una misión más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora