nueve

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Termino la primera semana de clases y no me tope con el Alex ningún otro dia, lo que me hizo tremendamente feliz, lamentablemente, no puedo decir lo mismo de la segunda semana, yo iba al baño y él estaba afuera, iba al kiosko y él estaba atendiendo.

Lo que más me cargaba era que él se daba cuenta, la situación me tenía chata.

Además las chiquillas no cooperaban, como por arte de magia ellas se comenzaron a acercar al Fabián y al Gabriel, por lo que en los almuerzos el Alex también estaba cerca mío.

Tome la decisión y me iba al casino unos minutos antes o me sentaba en la mesa de atrás.

Hoy día las tías tenían fideos con carne, la huea pa' rica.

¿Soy la única a la que le encanta la comida de la Junaeb?

¿Será porque en mi casa nunca se come comida casera? Tal vez.

Cuando estaba disfrutando mi sabroso almuerzo y oía a los chiquillos reírse detrás mío, de la nada y como por arte de magia me llego un papel justo en el tenedor con fideos que me iba a echar en la boca.

O SEA QUE CRESTA

¡CON MI COMIDA NO PO!

Estaba segura que los pendejos de primero eran los que estaban tirando papeles, siempre hacen la misma huea.

Desdoble el papel porque me llamo la atención y porque soy sapa.

Con la Pauli a veces nos enterábamos así de que una cabra chica le gustaba un compañero o cosas por el estilo.

No perdía nada y estaba aburrida, aparte anoche no había cargado el teléfono.

"¿Me podís perdonar?
Fui re hueon y estoy arrepentido."

Caligrafía culia bonita, yo aún escribía como los de kínder, solo había una persona que podía pedirme disculpas por algo.

Ahí estaba, al lado de las ventanillas del comedor que colindan con la cocina, comiéndose una jalea y haciéndose el lindo con una de las tías de la Junaeb.

Nada más ni nada menos que el Alex Torres señoritas y caballeros.

WACHITO DE CUARTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora