WACHITO DE CUARTO

dieciocho

ALEX

Tome los cordones que colgaban de mi poleron y seguí caminando, no me faltaban mas de tres casas para llegar donde debía ir.

Eran las seis de la tarde y por el horario de invierno ya casi era de noche, y para qué mentir, hacía más frío que la cresta.

¿Qué pensaba decirle?

Llegue frente a la casa, toque el timbre y del citofono se escuchó un "ya voy" así que espere a que saliera.

—Hola -me saludo mientras terminaba de abrocharse el polar y de su bolsillo sacaba las llaves para abrir la puerta de la reja- No quiero sonar pesa' ¿Pero a que viniste? -preguntó directamente-.

—Hola -le respondí y sonreí ante su pregunta tan directa, ella se dio cuenta y miro pa' otro lado- Yo quiero contarte algo.

—No se de que deberíamos hablar los dos, estuviste como con cien minas sin importarte cómo me sientiera yo Alex -se enrabió un poco y tenía todo el derecho- No podis ser tan chanta para aparecerte ahora.

—¿Pero me vas a dejar hablar o sólo hablarás tú? -le pregunté, sabiendo que la haría enrabiar más y sonreí- Te quiero, pero me gusta la Valeria mucho mas.

—¿De verdad viniste a decirme eso Alex? -la Melissa me miraba enojada-.

—Si, quiero hacer las cosas bien Melissa, quiero ser tu amigo, volver a ser solo tu amigo -me acerque a ella- Todo este tiempo has sido muy bacan y yo se que tal vez no debí haberte coqueteado pero ahora te necesito.

Me miro un rato y de pronto solo me abrazo.

—¿Ella está con el? -preguntó y yo asentí- ¿Que vas a hacer al respecto?

—No hay nada que yo pueda hacer, esta feliz con el -admití-.

—Ese no es el Alex que yo conozco -hablo mientras yo la miraba; tenía razón yo no era así- ¿De cuando acá no luchas por lo que quieres? -la observe y volvió a hablar- ¿Por que la quieres o me equivoco? -yo volví a asentir- Entonces lucharás por ella.

—No es así de simple Meli, solo piensa las veces que yo la hice sufrir y piensa ahora lo feliz que se ve con el; amar no es solo estar junto a esa persona, es ser feliz viéndola feliz.

—Eso no es amor Alex, eso es masoquismo y cobardismo, cuando se quiere se lucha hasta el final.

—¿Y tu por que no luchas por el Gabriel entonces? -le debati tocándole la fibra sensible-.

—Porque él está enamorado de la Rocio, y ahí es una cosa distinta. El jamás me miraría como quiero así que no vale la pena perder así el tiempo.

—¿Y que es lo que pierdes luchando por el Gabriel? Ya que me estás dando consejos de valentía a mi, ponlos en práctica.

—¿Qué, que pierdo? Las ganas ponte tú, tiempo, autoestima, estabilidad emocional y mental -enumero y siguio haciéndolo- Y sobre todo, lo perderé a él como amigo ¿Te parece suficiente?

—No seai' dramática, ¿Que pasa si el siente lo mismo? -argumente fallidamemte, porque con la Melissa no ganaba nadie- Aparte ni le habla a la Rocio así que, el camino está libre.

—Pues gracias, pero no; las cosas están bien así -me miro y sonrió- Ella sigue enamorada de ti, deberías luchar, no solo por ti, por ambos.

—Si le importará, ya me lo habría dicho Melissa.

—Fuiste un auténtico sacohueas, yo en su lugar tampoco te enviaría las señales, juégatela -y antes que yo lo dijera agregó- No se trata que no permitas su felicidad con el otro mino, solo que le des la opción, que ella sepa que estás dentro de sus opciones y decida.

—Con una condición -ofrecí-.

—¿Cual?

—Que le digas al Gabriel que estás enamorada de él desde segundo básico.

—Comenzaré a armar el plan.

¿Así de fácil sería?

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¿Entonces la Melissa es de las buenas?

¿Quien va a ser la mala entonces?

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