catorce

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ALEX

Yo no era quien para reclamarle absolutamente nada, he sido un sacohueas toda mi media, desperdicie toda mi media por no tener pantalones pa' acercarme a ella.

Y me quedo grande.

Porque otro hueón en un mes, logró hacerla feliz, cuando yo en casi 4 años no pude.

Fui a su sala ese día, quería verla y hablar con ella, decirle que me gustaba, y que me perdonara por haber sido un sacohueas todo este tiempo.

Apenas toco el timbre, salí de mi sala y fui hasta la sala de ella.

Las chiquillas me dijeron que debía ir rápido, porque iba a ir a los primeros a entregarle algo a su primo chico.

Y lo vi todo.

—¡Oye Vale! -el mino con el que la he visto estas semanas le habló-

—¿Qué pasa? -ella se giró y le preguntó-.

—El profe tenía razón -el le sonreía mientras se acercaba a ella a paso rápido-.

—¿De que me estai hablando? -ella se rió nerviosa mientras apretaba sus manos-.

El la ponía nerviosa, cresta.

—Que deberiai quedarte con el que te enseña matemáticas -le dijo mientras la tomaba por la cintura y la apegaba a él, y le chantaba un beso-.

Beso que ella no rechazó.

Todo el pasillo comenzó a hacer ruiditos, durante el último mes todos habíamos sido testigos de la posible parejita que estaba comenzando a nacer entre esos dos.

El se fue y ella se giró, mientras le hacía un hoyuo' a todos los que seguían haciendo esos ruidos de ambulancia como pendejos.

Y me vio de frente, se dio cuenta que yo había visto todo.

Le sonreí levemente, me giré sobre mis talones y baje las escaleras hasta el primer piso.

Quería que ella fuese detrás mío, pero no lo hizo; y a fin de cuentas, tampoco tenía un motivo por el cual hacerlo.

Fui su ape'.

Solo un amor platónico, que yo mismo mande a la cresta por tener complejos de pendejo de doce.

—¿Qué pasó hermano? -el Fabián me pregunto altiro cuando llegue a la banca que estaba al lado del kiosko-.

En el fondo, aunque el Fabián, el Gabriel, el Tomás y yo fuésemos unos inmaduros, el Fabián quien es el más cabro chico no apoyaba mi decisión ni el plan de conquista pa' recuperar a la Valeria, su prima.

—¿Hablaste con ella? ¿Qué te dijo? -preguntaron al mismo tiempo la Pauli y la Rocio y se rieron por ello-.

—No pude hablar con ella -admití-.

—¿Qué y por qué? -preguntó el Tomás mientras bajaba del kiosko con pancitos aliados para todo-.

—Está con el, los vi -solté de una y los chiquillos entendieron todo-.

WACHITO DE CUARTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora