WACHITO DE CUARTO

veintídos

VALERIA

Ya habían pasado tres semanas desde la pelea, el Mateo había sido suspendido por una, pero como también estaba en reposo había vuelto ayer.

Estaba estresadisimo por unas pruebas que se le habían acumulado, y porque decía le dolían ene las costillas.

Habíamos evitado el tema Alex, porque acordamos no pensar negativo. Y según el Mateo, el Alex entraba en esa categoría.

Pero yo también estaba estresada, y es porque se suponía que él también debía volver al colegio y ni sus luces, mucho menos algún mensaje.

¿Por que me estresaba si su mamá y el me habían tratado pésimo ese día?
¿Por que me preocupaba por un hueon egoísta?

— Hola Vale ¿Cómo estas? -el Tomás apareció de la nada y me asusto- Chucha no te quería asustar.

— Tranqui y hola, ¿Que necesitai? -siempre igual d simpática-.

— Eh, lo qué pasa es que quería saber si tú has hablado con él Alex -se rasco la cabeza de formas incomoda, me cargaba esa huea-.

— No -respondi tajante- Y si planea hacerlo, porfa dile que no le conviene.

A lo lejos vi al profe de Física subir las escaleras del último pabellón así que iba a dar por terminada la conversación.

— Es que no nos ha hablado a nosotros tampoco, llame a su papá y figura como apagado -sacó su teléfono y me mostró una conversación de WhatsApp- Parece que el Alex a mi me bloqueo, su perfil de Instagram tampoco está, creo que se enojo.

— ¿Ya y por qué se enojaría? -no tenía motivos- Tomás espera a que tu amigo se le pase el berrinche, de aquí a la licenciatura demás debe volver a clases, dar la cara y hablarles.

Ahora si me di media vuelta y camine tres pasos dispuesta a irme a mi sala a ocupar los últimos segundos para repasar para la prueba que derretiría mis neuronas en las próximas dos horas.

— Valeria, es que el Alex ya no está en la lista de asistencia de mi curso.

¿Y eso que significaba?