quince

4.2K 247 61
                                    

dedicado a la fran, la dueña de este capítulo; por ser una amiga pulenta y siempre tirarme pa' arriba, cuando más abajo estoy; y si esto lo llega a leer el Felipe, jamás vas a estar a la altura de la Fran, feo culiao; Francita te amo💗


VALERIA

Ya pasó una semana desde que el Alex me vio en el pasillo y se fue sin decir una palabra.

Las cosas con los chiquillos han estad demasiado tensos, no me dicen absolutamente nada, pero no son los mismos de antes y toda esta situación ya me tenía chata.

—Deja de estresarte por tonteras -el Mateo llegó donde estaba sentada, lejos de todos; en un pasillo del segundo piso-.

Venia con nuestros almuerzos, porque si, el Mateo me traía almuerzo "chatarra" para el una vez en la semana, y yo obvio disfrutaba plenamente ese día.

—No estoy estresada ¿Por que me decís eso? ¿Te parezco una mina estresada? -bombardee de una- Ya, perdón -murmure cuando mi subconsciente proceso lo que acaba de decir-.

—Oye ya, tranqui preciosa -se sentó al lado mío y aprovechó de atraerme a su cuerpo para hacerme cariño en el bracito- Se les va a pasar la huea y volverá todo a la normalidad.

—Pero es que ni si quiera tienen algún motivo por el cual estar así, es súper penca; suena de pendeja llorona pero estoy sensible con todo esto, me hacen la ley del hielo -con el cole de mi muñeca amarre mi pelo para después abrir el almuerzo, porque podía imaginarme a mi yeya retándome por comer con las mechas en los ojos como diría ella; el Mateo tomaba agüita de su botella e hizo un gesto raro con sus ojos- ¿A qué se debe ese gesto? ¿Qué sabes tú que yo no? -interrogue y él aprovechó para meterse una cantidad enorme de la lasagna que había comprado en la boca, para hacerme un gesto de que no podía hablar con la boca llena de comida- Mateo no me mientas.

—Es por el Alex -habló después de tres minutos comiendo-.

—¿Por el Alex están distantes conmigo? -pregunté- No entiendo nada.

—¿Vamos a tener prueba de Psicología con el profe Rubén mañana? -trató de cambiar el tema-.

—Mateo -hable- Tu sabes lo mucho que me molestan las mentiras, te agradecería que me dijerai la verdad para ver si así me dejan de ver la cara de hueona -el Mateo siguio guardando silencio; así que del bolsillo de mi blusa saque las tres lucas que me quedaban, las dejé entre sus piernas, tome mi poleron mi cartoncito con almuerzo y me paré- Ahi esta la plata del almuerzo, gracias por traerlo, en la sala sacas tus cosas y te cambias de puesto por fa.

Sacudí mi falda y antes de dar dos pasos y me hablo.

—No, oye Vale -trató de pararse pero la bandejita con la lasagna se le movió, y todo el jugo de tomate y aceite de la carne cayó sobre su pantalón- ¡Puta la huea, mi vieja me va a sacar la cresta!

Verlo así volvió inevitable no reírme, pero por hueón le pasaba.

Mi corazón de abuela no me permitía no ayudarlo, pero la rabia era muy grande, así que solo le tire las toallas húmedas miniatura que mi mami me había comprado y me fui a la sala.

Termine de almorzar ahí, al rato después el llego, me puse los audífonos y lo ignoré; porque hablábamos del Mateo, obviamente no se cambio de puesto.

En la salida me despedí de la tía del aseo que estaba en el portón, y comencé a caminar hasta el paradero con alguien pisándome los talones.

—¿Ahora tú me harás la ley del hielo a mi? -preguntó y me volteé a responderle-.

—La tia te va a matar cuando vea tu pantalón así en la tarde -le dije-.

WACHITO DE CUARTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora