Capítulo 2 (última parte)

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Al principio permaneció inmóvil, como idiotizado pero luego recapacitó e intuyó que esta, era la señal que aquella estrella le insinuó esa noche, augurándole que el destino los habría de juntar.

Me apersoné sutilmente hacia el lugar. Ella alzó la vista y noté que su rostro estaba completamente bañado en lágrimas y su vestido estaba un poco mojado. Nos miramos fijamente a los ojos por unos segundos incalculables y ella se aferró medrosamente a su bolso.

—Perdona...-dije al fin—. Es que yo... acabo de salir de aquel café para marcharme y no pude evitar acercarme... ¿Te sucede algo?

Ella desvió los ojos y no respondió.

—Sé que soy un extraño, no te culpo y sé que lo que voy a decirte sonará un tanto irrisorio pero te sorprenderías si te digo que no lo soy del todo.

Me miró como si estuviera escuchando palabras propias de un demente. Aun así no dejó de prestarme atención.

—Mira, yo no voy a hacerte daño, sólo me gustaría saber si puedo ayudarte en algo.

El chasquido del agua ahogaba su silencio. Siguió allí inmóvil y queda, luego una lágrima brotó de sus ojos. Aquello me partió el corazón de sobremanera hasta que se dignó a responderme.

—Es que yo... yo...—sus escasas palabras prorrumpieron en sollozos súbitamente. Sé que sonará cruel pero su voz en ese instante me pareció como el canto de una musa digna de inspiración. Me sentí feliz al escucharla llorar de esa manera pues era una oportunidad única.

Me senté a su lado y le ofrecí mi pañuelo que saqué del abrigo.

—Gracias... yo no sé quién eres pero no sé por qué siento que puedo confiar en ti. Acaban de asaltarme en la avenida paralela y se llevaron todo lo que tenía, ahora no tengo cómo volver a casa y no sé cómo pueda regresar—continuó llorando.

Sentí morirme en vida porque no podía soportar verla así. Se veía tan indefensa y temblaba mucho- de frío claro está, o a lo mejor de miedo-entonces fue cuando comprendí que nuestro "reencuentro" no era algo fortuito sino que tenía un motivo, una razón y que el destino me había colocado en el mejor momento.

—Ya no te angusties—le dije mirándola a los ojos—. Yo te llevaré a casa.

En esta ocasión me miró como si yo viniera de otro planeta.

—¿Qué dices?—inquirió perpleja.

—Que no te preocupes por nada, yo voy a llevarte a casa. Tú necesitas ayuda y yo te la voy a brindar. Sólo confía en mí-sonreí.

Asió con fuerza sus polleras y gimoteando respondió:

—Gracias...

Lo que menos que se sospechaba era que Aoi, Uruha, Reita y kai observaban desde el otro lado la escena con cierto aire de asombro. No habían subido siquiera al auto, estaban completamente acaparados por la expectativa. No podían creer lo que veían.

—¿Qué no es ese Ru-chan?—preguntó Reita consternado.

—¿Qué no estaba en el café pagando la cuenta?—cuestionó Kai.

—Sí pero la suya propia—respondió Uruha con cierta picardía.

—Ahí viene—avisó Aoi.

Casi les daba un paro respiratorio al verlo acompañado de aquella chica. Ella los miraba con cierta reticencia, aferrada a su bolso de peluche, ya le era suficiente con el chico que osó en ayudarla.

—Chicos, sé que hoy tuvimos un día bastante largo y difícil. Se suponía que nuestra última diligencia era la de volver a casa pero antes de hacerlo, tenemos que ayudar a alguien que necesita regresar a la suya más que nosotros—Ruki le abrió paso a la chica quien esta vez saludó de manera tímida. Era algo que requería solidaridad. Aceptaron.

Reila (the GazettE fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora