XV. Amenaza.

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La casa era relativamente pequeña, pero muy espaciosa y con muebles rústicos de madera.


–Hyeon, ¿De quién es esta casa? – pregunte sentándome en el confortable sillón.

–De un cliente me la presto por este fin de semana, al parecer quiere venderla y la anda promocionando a ver si alguien se interesa por ella.

–¿Tu eres un posible comprador?

–Eso le hice creer con tal de que me la prestara, así nos ahorramos lo del hospedaje y lo gastamos en otra cosa, ya después le diré que no te gusto.

–Francamente es muy linda – respondí entrando a la cocina – Pero, no podríamos costearla, el rumbo parece muy caro.

–Lo es así que mejor disfrutemos de la casa por estos días, subiré las maletas para ir a comer y dar un paseo por los alrededores.


Salí de la cocina para seguir explorando la casa, al fondo había una hermosa cantina, con las copas colgando del techo y varias botellas en los anaqueles, fui a curiosear y vi que había casi de todo, brandy, ron, whisky, vodka, tequila, pero todas estaban selladas, parecía que solo formaban parte de la decoración. Hyeon bajo corriendo las escaleras y salimos.

Caminamos un poco hasta llegar a la avenida principal y ahí tomamos un taxi, comimos en un bonito restaurante y estuvimos platicando por un par de horas, como en los viejos tiempos, en el garaje de su casa, en el cual había sido nuestra primera vez, un día que Taemin fue a casa de Jimin a ver un partido en la televisión, aquello parecía tan lejano.

De regreso pedimos al taxista que nos dejara en la avenida principal y bajamos caminando por el sendero, jugando y haciendo bromas, me había olvidado de todo eso, Hyeon solía ser muy alegre y jovial antes de entrar a trabajar a aquella casa de bolsa que lo había convertido en un adicto al trabajo y no pude evitar sentir remordimientos por mi conducta, el matándose en el trabajo y yo enredándome con un hombre que, para completar el cuadro, era cliente suyo, me pregunte que tanto se frecuentan, pero decidí no expresarlo en voz alta.

Al ir cruzando el caminito que llevaba a la entrada principal de la casa un aroma delicioso a comida llego a mi nariz, lo que me recordó que hacía mucho yo no cocinaba, Hyeon abrió la puerta y al entrar a la sala escuchamos música proveniente de la cocina, ambos nos volteamos a ver y le mostré mi IPod que lo traía en la bolsa de mi chamarra.

Así que sigilosos y con un poco de miedo, caminamos lentamente hacia la cocina que tenía la puerta cerrada, Hyeon la empujo con sumo cuidado y casi me da un infarto al ver a YoonWoo y TaeHyung cocinando y cantando cual recién casados.

Voltee a ver a Hyeon con una cara de no dar crédito y el solo se encogióde hombros sorprendido por verlos también ahí, carraspeo un poco y YoonWoovolteo y nos miró extrañado, pero nos sonrió, TaeHyung también volteo y la expresiónen su rostro era inescrutable no daba el menor indicio de lo que pasaba por sumente. 


– ¡Hyeon, Jungkook!, que gusto de verlos – exclamó Yoonwoo alegremente – Malvado, no me dijiste que los habías invitado – dijo a TaeHyung dándole un golpecito en el hombro.

– En realidad no sabíamos que ustedes estarían aquí, TaeHyung me prestó la casa por el fin de semana – respondió Hyeon mirándolo como pidiéndole una explicación.

– ¿Qué no era el próximo fin de semana? – exclamó TaeHyung serio y confundido.

– Bueno, hay suficiente espacio para los cuatro y así será mucho más divertido – agregó entusiasmado Yoonwoo casi brincando.

Tentación I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora