Tentación I.

XVIII. Celoso.

Yoonwoo propuso ir a algún hotel de Incheon a jugar un poco y de paso ver algún espectáculo, así que regresamos a la casa y TaeHyung sacó del garaje un Audi que había alquilado. Hyeon y yo nos subimos en la parte de atrás y Yoonwoo encendió la radio después de subir.

Hyeon me abrazó y noté la mirada seria de TaeHyung a través del espejo retrovisor, pero me volteé y recargué mi cabeza en el hombro de Hyeon no sé porque TaeHyung ponía esas miradas cuando él jugaba con Yoonwoo en los altos.

Llegamos a un hermoso hotel y entramos al casino, ellos se fueron a una mesa de póker y Yoonwoo y yo a unas máquinas de esas que si te sale tres veces la misma figura ganas, pero con mi suerte lo único que logré fue perder cien dólares, en cambio el ganó 250.

Después Hyeon me abrazó emocionado, me cargó y me dio vueltas porque ganó dos mil, cuando me dejó en el suelo TaeHyung nos miraba con el ceño fruncido, pero yo lo ignore y tomé a mi novio de la mano.

Comimos en el restaurante del hotel y ahora opté por sentarme frente a Yoonwoo, lo cual provocó que TaeHyung se riera divertido, nuevamente. Al terminar, compramos las entradas para un espectáculo musical y mientras esperábamos recorrimos las tiendas de subvenir y me sorprendió que Hyeon comprara un oso de peluche que en la camisa decía I Love Incheon, me dijo que era para la sobrina de Daniel que iba a cumplir años próximamente, no recordaba que él tuviera una sobrina y Hyeon me explicó que era hija de un primo que acababa de mudarse a Seúl y que también trabajaba en la casa de bolsa.

Regresamos a la casa pasadas las once de la noche. Hyeon se puso de inmediato la pijama y se metió a la cama, yo decidí darme una ducha, me sentía muy cansado y esperaba que él se durmiera para evitar que se pusiera "romántico", no lo hacía por TaeHyung, sino por mí, aunque estuviera engañando a mi novio, tampoco era un cualquiera que se iba a revolcar con los dos en la misma casa.

Entré al baño, me quite el poco maquillaje que traía y me lavé los dientes, todo muy lentamente para hacer tiempo. Aún con la bata de baño puesta abrí la llave de la regadera, gire para quitármela y colgarla y me topé con TaeHyung que alcanzó a taparme la boca para que no gritara. Se llevó el dedo índice de su otra mano a la boca, indicándome que guardara silencio, yo asentí con la cabeza y me soltó.

– ¿Cómo rayos entraste? – pregunté en un susurro mientras me preguntaba dónde estaría ahora Hyeon que Tae pudo escabullirse al baño sin problema alguno.
– Vaya que eres distraído, este baño conecta con las dos habitaciones – respondió y me mostró la puerta que yo no había distinguido – Cuando escuché el agua correr me asomé para ver si eras tú y que suerte tuve – agregó soltándome la tira de la bata que se abrió dejando al descubierto parte de mi cuerpo desnudo.
– Ahora sí enloqueciste por completo, Hyeon está en la habitación de al lado.
– ¿Y a poco no lo hace más excitante? – susurró mirándome con pasión.

Yo me quedé paralizado, él se acercó y me quitó la bata, me recargó en la pared y mi cuerpo se arqueó ante el frío del azulejo, la adrenalina comenzó a recorrer mi cuerpo mientras él pegaba el suyo al mío y sentí como nuestras erecciones se rozaban.

Me lamió el cuello, luego subió a mi mandíbula y después a mis labios mientras se pegaba más y más a mí. Lo abracé por la espalda, quise besarlo, pero echó la cabeza un poco hacia atrás sonriendo y sólo pude lamerle los labios, así que eso seguí haciendo, primero, el inferior de un lado a otro y luego el de arriba.

Sus manos estaban masajeando mis nalgas, yo bajé su bóxer y acaricié su pene deseoso por sentirlo dentro de mí, él correspondió de la misma manera acariciando mi entrada con dos dedos, nos besamos desesperadamente y luego sustituyó sus dedos por su miembro, pero sin introducirlo, sólo me lo frotaba suavemente.

Se separó para ponerse el condón que tomó del lavabo, me hizo darme la vuelta, tomó mis manos y las puso a los lados del lavabo. Yo lo sujete con fuerza, se colocó detrás de mí y se introdujo en mi ano, me mordí el labio para no gritar y él comenzó a moverse sujetándome de las caderas, yo trataba de reprimir los gemidos, a pesar de que se escuchaba el agua cayendo.