XVI. Desenfreno.

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Desde la sala se distinguía la luz proveniente de la cocina, tomé un respiro y entré. TaeHyung estaba parado, recargado en el mueble junto al lavabo, sosteniendo mi pañuelo entre sus manos. Mis ojos se abrieron de par en par al verlo, definitivamente no estaba jugando, estaba dispuesto a decirle todo a Hyeon y entregarle pruebas contundentes.



– ¿Qué pretendes? – pregunté serio y molesto cruzándome de brazos.
– No quiero que él te toque – respondió usando el mismo tono de voz que yo.
– Es mi novio. ¿Lo olvidas?, ¿Acaso yo te estoy prohibiendo que lo hagas con tu novio?
– ¿Cuántas veces tengo que decirte que Yoonwoo no es mi novio?
– Que cínico eres. ¿Cómo te atreves a negarlo después de lo que he visto hoy?
– Pues no se compara con lo que yo vi – exclamó acercándose a mí.
– Pues yo no niego a Hyeon, sabes perfectamente que es mi novio – dije caminando hacia atrás
– No me lo recuerdes – dijo acercándose más – No me hagas recordar que lo vi dándote un beso.
– Pues eso es lo que hacen los novios, ¿No?, no sólo cocinan y cantan juntos y se toquetean frente a otros – seguí caminando y topé con la nevera.
– Con un demonio – exclamó exasperado a pocos pasos de mí – ¡Yoonwoo no es mi novio!, es mi amigo de toda la vida.
– Mira qué casualidad, Hyeon y yo también nos conocemos desde niños.
– Ahora comprendo porque recurriste a mí – dijo sarcásticamente poniendo sus manos al lado de mis hombros impidiéndome el paso.
– ¡Cómo te atreves! – exclamé y quise darle una bofetada, pero me atajo la mano.
– Sabes que tengo razón, si él cumpliera con sus obligaciones no tendrías ninguna necesidad de citarte con un extraño.
– Fue una estupidez de la que ahora me arrepiento – exclamé soltándome, pero él rápidamente subió el brazo y volvió a hacerme prisionero.
– ¿En verdad te arrepientes? – Preguntó a milímetros de mis labios y aspiré su aliento embriagador – ¿Estás seguro? – agregó acariciando suavemente mi cuello y luego descendió su mano a mi cintura donde me dio un pequeño apretón, me miró fijamente a los ojos.
– Basta, por favor – dije con un hilo de voz, no podía controlar mi cuerpo cuando él me estaba tocando y tenía su aliento clavado en mi nariz.
– ¿En serio quieres que me detenga? – susurró en mis labios mientras su mano bajaba hasta mi nalga que apretó y luego pegó su cuerpo al mío, uniendo nuestros miembros que sólo los separaba la delgada ropa de nuestras pijamas.
– Alguien puede bajar – dije con dificultad, olvidando todo el enfado.



Su respuesta fue lamer mis labios y levantar mi pierna para pegar mucho más su cuerpo al mío y rozar más nuestros miembros moviéndose suavemente, sin dejar de mirarme, un jadeo se escapó de mis labios, no podía evitarlo, él me hacía perder completamente el sentido de todo y, aunque la cabeza me gritaba que detuviera esa locura, mi cuerpo entero lo reclamaba, no tenía fuerzas suficientes para detenerlo.

Introdujo su lengua ansiosa en mi boca y la mía la recibió con la misma inquietud. Puso ambas manos en mis nalgas y yo lo envolví con mis piernas, me cargó y comenzó a caminar conmigo mientras yo le lamía el cuello, sentí que mi espalda chocaba con una puerta y como pude la abrí volviendo a besarlo, entramos y me colocó sobre una superficie fría. Se separó, encendió una tenue luz y cerró la puerta, entonces me di cuenta que estaba sentado encima de una lavadora dentro de un pequeño cuarto.

Volvió a mi lado y me besó desenfrenadamente mientras sus manos soltaban las tiras de mi pantalón, le ayude a bajármelo al igual que mi bóxer, y le quité la parte de arriba de su pijama, le besé y lamí el torso desnudo olvidándome completamente de donde estábamos. Él terminó de desnudarme y me besó el pecho, cerca de uno de mis pezones, en tanto yo bajaba su pantalón y su bóxer, antes de quitárselo por completo sacó un condón y se lo puso entrando en mí con urgencia, sin una preparación previa.

Me besó para ahogar mi gemido y se movía con rapidez en tanto yo lo rodeaba con mis piernas aprisionándolo. El dolor iba cambiando por placer, al sentirlo dentro de mí.

Tentación I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora