XXV. TaeHyung, haz el amor.

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Aún estaba perdido en la intensa sensación del orgasmo que acababa de tener, gracias a sus profundos besos, mordidas y succiones en mi erección, me hicieron alucinar, cuando tocaron la puerta, miré asustado a TaeHyung, me dio su peculiar sonrisa cuadrada y un ligero beso en los labios.



– Yo abro, no te preocupes – dijo y se levantó del sillón.




Yo me quedé ahí, sumido para evitar que el repartidor me viera y cuando TaeHyung cerró la puerta me enderecé, tomé mi camisa del suelo, me la puse tratando de taparme un poco, porque aún seguía dándome vergüenza que TaeHyung me viera desnudo y más si él estaba completamente vestido, puso la pizza en la mesa del comedor mientras yo me levantaba y caminaba.



– ¿Adónde vas, corazón?

– A ponerme algo encima.

– ¿Para qué si te lo voy a quitar? – exclamó divertido y sensual.

– Bueno, no voy a comer desnudo mientras tú estás vestido.

– Eso se arregla muy fácil, ahora me quito la ropa.

– No te atrevas, eso es algo que quiero hacer yo con mis propias manos.

– Uy, siendo así no moveré un dedo y te obedeceré.



Le sonreí y entré a mi habitación, me puse una camisa larga y amplia, aproveché para ver lo que realmente me interesaba, el calendario, no quería llevarme una sorpresa, no estaba preparado para una responsabilidad tan grande y menos sin planearla, además, aún no sabía exactamente el rumbo que tomaría la relación con Tae, así que para que tomar riesgos innecesarios, sólo esperaba que estuviera preparado como siempre si llegáramos a tener relaciones sin protección. 


Afortunadamente el prometió volver a usar condón, aun así hice una nota mental de llamar al día siguiente al ginecólogo para sacar una cita.


Salí y me senté al lado de él, que estaba en el sillón mirando el televisor, me dio un pedazo de pizza y él tomó otro. En eso pasaron un sensual comercial en donde anunciaban una marca de preservativos que de inmediato reconocí.



– ¿Seguro que no eres el dueño de la empresa?

– No, cuando hicieron el anuncio parte de su pago fue en especie y como un amigo mío no los necesita, porque está casado, me los regalo a mí.

– Ahora comprendo porque siempre estás preparado.

– Y vieras el dinero que me ahorré – respondió divertido.



Terminamos de comer y fui a lavar los platos mientras él veía el noticiero. Regresé y me senté en sus piernas de nuevo, él me abrazó de la cintura y yo recargué mi cabeza en su hombro, comencé a darle pequeños besos en el cuello y él suspiró, fui desabrochando su camisa y apagó el televisor, me cargó y me llevó a la habitación , cerró la puerta con su pie y me colocó en la cama, yo me levante y terminé de quitarle la camisa, le besé el torso en tanto le desabrochaba el cinturón y el pantalón, lo bajé al igual que su bóxer, entonces él me detuvo.



–Te dije que te haría feliz, esta noche es sólo para ti – exclamó quitándome la camisa, luego él terminó de quitarse su ropa.



Miró mi cuerpo completamente desnudo, entrelazamos las manos y frotó mis labios con los suyos para después besarme dulce y apasionadamente mientras apretábamos las manos como si quisiéramos fundirlas en una sola. Después me hizo acostarme en la cama y tomó una de mis piernas, empezó a besarla desde el tobillo, en tanto una de sus manos bajaba por ella acariciándola suavemente, subió besando hasta mi pantorrilla, ahí se entretuvo un rato y después siguió hasta la parte trasera de mi rodilla, cada beso y cada caricia animaba más a mi erección y mi respiración, era tan cierto eso de que sabía exactamente donde tocarme y cómo hacerlo, lo miraba hacer su ritual y eso me excitaba a tal punto de empezar a expulsar pre-semen, realmente estaba disfrutando del sabor de mi piel.


Tentación I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora