Nuestras vidas

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- ¿Estas segura que mudarte a la casa de Zorome es buena idea? - pregunta Nani, al ver como la joven maestra guardaba su ropa dentro de su antigua maleta que tenía grabado un gran 390 en uno de los lados.

Miku dudó ante las palabras de la mujer, ella sabía que sería un cambio amplio pero no por eso iba a ser diferente.

Conocía a Zorome desde Garden, habían sido compañeros en sus tiempos de batallas y ahora ambos impartían clases en la escuela.

No había de que preocuparse.

- Nani, Zorome y yo somos pareja desde hace más de un año - explica Miku como si fuese lo más obvio. - Ya tenemos 25 años, no somos unos parásitos recién destinados - reclama con terquedad.

Ya habían pasado nueve años desde que Hiro y Zero Two se habían ido, nueve años desde que se había suspendido el uso de glóbulos amarillos, dando paso al desarrollo normal dentro de los antiguos parásitos aunque en algunos no fue tan normal.

Hace poco más de un año, Miku había recibido una mala noticia en cuanto a su organismo.

El interior de su cuerpo había sufrido debido al envejecimiento acelerado, dejando como consecuencia el que la pelirroja no tuviera la posibilidad de ser madre, siendo la primera de varias mujeres en presentar esta condición tan desafortunada.

Desde su sitio Nani observaba como Miku caminaba por los rincones de la que había sido su casa por nueve años y no pudo evitar sentir melancolía por ella, Miku realmente deseaba tener un hijo propio y que este viviera corriendo dentro de casa, pero en cambio tenía que aceptar el hecho de que su cuerpo no resistiera el ser fecundado.

- Estoy lista, dejare esto en casa de Zorome e iré a visitar a Kokoro para ayudarla con Hideki y Mirai - sonríe la pelirroja.

-Bien, te acompañare - susurra Nani.

El beso móvil que compartirían los ex parásitos 390 y 666 no era diferente al resto. Aunque cada persona decidía como dividirlo por dentro.

Estos constaban de cinco habitaciones principales: en la mitad superior se encontraba la cocina, la sala y la habitación de Zorome, mientras que en la mitad inferior habían dos habitaciones, en caso de necesidad.

- No pensé que Zorome fuera tan ordenado - comenta Nani.

- Huh? -

Miku desvió su mirada hasta Nani y rápidamente recordó que la cuidadora había compartido poco con el escuadrón, llegando a conocer a alguno de sus miembros de manera superficial.

Ella le sonrió en respuesta. Esa sonrisa ingenua que le regalaba a todo el mundo.

- No es nada - responde la adulta de cabello corto. - Deberíamos ir donde Kokoro, quizás necesita ayuda con los niños -

- - dice Miku sin discutir la idea.



En el camino no pudieron evitar el hablar sobre la escuela, era un tema que tenían en común, ya que la segunda cuidadora del escuadrón 13 había ayudado con el plan de estudios que se impartirían a las nuevas generaciones.

- ¡MIKU-SENSEI! -

Ambas mujeres voltearon rápidamente ante el grito, el cual pertenecía a uno de los alumnos de la recién nombrada.

- ¿Tadashi? ¿Qué sucede? - pregunta Miku al ver como el niño corría hasta donde se encontraban ella y Nani.

- ¡Ichigo-sama se cayó y no despierta! - grita el hijo mayor de Futoshi.

Entrelazados a pesar de todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora