Uno solo

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- Recuerda que deben acercarse cuando Hachi-san te nombre - dice Miku, quien lucía su largo cabello suelto y con uno que otro manchón blanco.

- Ai... - se escucha a unos cuantos metros.

Cuando la niña escucho la voz de Hachi rápidamente se levantó de su silla y fue seguida por Hideki, su hermano menor. En las manos de ambos niños reposaban unas almohadillas que contenían una argolla cada una.

- Ponte aquí Hide - dice la rubia mayor, posicionando a su hermano al costado de su madre, mientras que ella se ubicaba al lado de Mitsuru.

Kokoro y Mitsuru se encontraban frente a frente, ella con un sencillo vestido blanco y su cabello en una melena, mientras que Mitsuru traía un conjunto negro; había reemplazado su habitual vestimenta por algo que lo hiciera ver a la altura de su esposa, aunque él creía que eso nunca iba a ser posible.

Al lado de Kokoro, Hideki alzo su almohadilla, entregándole a su madre el anillo que traía, ella en respuesta se agacho un poco para acariciarle el rostro con ternura. Cuando volvió a estar de pie se enfocó en su esposo y en la renovación de sus votos, aunque para ellos era su boda, esa que habían olvidado a causas de otras personas en el pasado, por el simple hecho de haberse enamorado.

- Yo, Kokoro... me vuelvo a entregar a ti, aquí en frente de las personas más importantes para ambos, para así seguir compartiendo mi vida junto a ti. Siempre podrás confiar en mí, no importa si es el peor de tus días porque yo me encargare de volverlo el mejor, estaré contigo en todas tus alegrías y por sobre todo en tus tristezas. Es gracias a ti que soy la mujer que está de pie hoy aquí, todo lo que soy y lo que tengo es tuyo, desde esos días en el invernadero hasta la eternidad - Luego de sus palabras Kokoro, con esa delicadeza que siempre la ha caracterizado, tomo la mano de Mitsuru para poner en su dedo anular ese anillo liso que había fabricado el mismo para ambos.

Ahora fue el turno de Ai, de alzar su pequeña almohada para que su padre tomara el anillo, Mitsuru le entrego una sonrisa y volvió su vista a Kokoro, su esposa.

- Desearía con mi vida poder recordar el día que decidí unirme a ti por primera vez, pero hoy yo, Mitsuru, elijo seguir caminando a tu lado en las buenas y en las malas. Quiero que seas mi compañera y yo ser tu compañero por el resto de nuestras vidas - dice y con mucho cuidado Mitsuru deslizo el anillo en el fino dedo de su amada.

Una vez que ambos intercambiaron sus anillos se separaron y fueron tomados de la mano por sus hijos quienes veían a sus padres con admiración.

Desde los asientos todos observaban a la primera familia que se había formado en esa nueva vida que llevaban. Tanto Miku como el resto de las chicas se habían aguantado las lágrimas durante la ceremonia, pero al momento en que la pareja se dedicó unas cuantas palabras las dejaron salir como si hubieran pasado años impidiéndoles el paso.

Por otro lado Futoshi observaba a sus amigos con el corazón lleno de orgullo y estaba feliz de saber que ellos recordarían esa ceremonia por el resto de sus vidas, con más razón aun ya que no existía nadie en el mundo que les pudiera desterrar esos recuerdos.

Hachi dio el fin a la ceremonia, la cual fue sellada por un beso tímido entre los novios, quienes en todo momento tuvieron la mirada de sus amigos sobre sí.

El día había sido largo para ellos. Luego de la ceremonia compartieron un pequeño banquete junto a toda la población, aunque se habían dedicado a compartir con sus hijos, eso era lo más importante para ellos; con la felicidad de esos dos niños ambos ya se sentían pagados.

Cuando llegó la noche ambos se dieron el tiempo para contarle un cuento a Hideki y para ayudar a Ai con sus tareas de la escuela; una vez que ambos rubios estuvieron dormidos, Kokoro y Mitsuru fueron a refugiarse a su cuarto, ese que compartían desde que habían decidido criar a su primer hijo juntos y ese era el mismo lugar que planeaban compartir por lo que les quedaba de vida.

Entrelazados a pesar de todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora