Capítulo 8: ¡emergencia! (parte II)

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El tono de llamada de su celular sonó insistentemente interrumpiendo la concentración de Troy que estaba terminando un proyecto que debía entregar al día siguiente. Suspiró irritado por la interrupción y atendió reconociendo la voz de la persona de la que menos esperaba recibir una llamada y en la que se pasaba pensando más tiempo del debido.
-¡Troy, te necesito ahora!- la voz de Seth se oía desesperada lo que inmediatamente lo alarmó.
-¿estás bien? ¿dónde estás? Espérame, saldré enseguida.- tomó las llaves del auto y salió apresuradamente.
-Estoy en el parque willem ¡apresúrate por favor!- le pidió  colgando la llamada.
Troy no se lo pensó dos veces, y arrancó. Por su mente comenzaron a pasar un montón de ideas, ninguna buena. El chico no le había explicado nada, sólo le soltó que lo necesitaba y colgó ¿estaría herido? ¿lo habían asaltado? ¿lo habían violado? ¿o tal vez el grupete de la vez anterior lo estaba siguiendo? No tenía respuestas para ninguna de las preguntas que se le estaban formando y eso sólo aumentaba su ansiedad y frustración por no saber lo que pasaba.

                            ******

Seth estaba realmente desesperado, su debilidad eran los animales, no podía dejar a ese gatito desamparado en ese estado. Lo observó detenidamente con la luz su celular, era totalmente negro y tenía un corte sangrante en el cuello, si la hemorragia continuaba sería aún más grave y él no traía nada consigo para detenerla. Sólo le quedaba una opción. Su remera estaba hecha con una tela bastante fácil de romper por lo que le arrancó un gran pedazo, quedando su estómago al descubierto, lo dobló y colocó sobre la herida para que la hemorragia se detuviera. Rogaba para que eso funcionara y que Troy llegase pronto.
Pocos minutos después escucho un vehículo detenerse en la Vereda de la plaza reconociendo que le pertenecía el rubio. Se acercó, abrió la puerta y entró encontrándose con la preocupada mirada de Troy.
-¡a la veterinaria!- indicó sin darle oportunidad de que hablara. El chico obedeció, arrancó el auto y condujo a toda velocidad hacia la zona céntrica del pueblo.
-¿estás bien?- preguntó observando el estado de su remera y al pequeño bulto negro que sostenía contra su pecho.
-yo si, pero no este pequeñín- contestó mostrándole la herida qué este tenía en el cuello. Troy se mostró horrorizado.
-¿a qué veterinaria debemos ir? No sé cual estará abierta a esta hora.- señaló. Seth recordó que la veterinaria donde trabajaba una de sus primas cerraba a las 22:30.
-dirígete a calle 23 esquina índigo, hay una veterinaria en la que trabaja una de mis primas que aún no está cerrada.- encendió la luz del auto y miro las pupilas del gatito, aún había esperanza, pues no estaban totalmente dilatadas. Estaba sumamente agradecido de que hubiera llegado tan deprisa.
Troy observaba de reojo al pelirrojo, se notaba que estaba realmente ansioso, aunque tratara de disimularlo sus ojos estaban vidriosos como si estuviera conteniendo las lágrimas y sus labios estaban apretados en una fina línea. No le gustaba nada verlo así, realmente le preocupaba ese chico. Cuando él entró al auto con la remera rota y ese semblante de desesperación temió lo peor, si le hubiesen hecho algo no hubiese dudado en ir a buscar al que fuese que lo hubiese tocado para arrancarle las pelotas sin piedad. ¡cuán grande fue su alivio cuando vio que no se trataba de nada de eso!
Llegaron, aparcaron frente al centro y entraron apresurados. Los Atendió una mujer rubia con una bata blanca a la que le explicaron la situación, y está sin demora se llevó al animalito indicándole que debían esperar informe en la recepción. Así lo hicieron.
Se sentaron en unas banquetas negras y observaron a su alrededor. El lugar era bonito con las paredes blancas con estanterías llenas de cosas para mascotas.
Seth recostó su cabeza contra la pared y cerró los ojos.
-¡gracias!- suspiro agotado. Troy lo miro sorprendido, ese día había sido toda una sorpresa pero estaba contento ya que él  lo había llamado a para pedirle ayuda, lo que significaba qué tal vez le interesaba un poquito.
-de nada- sonrío amablemente. - siempre puedes contar conmigo- añadió observándolo atentamente y antes de que pudiera agregar algo más, los interrumpió la rubia de bata blanca.
-Ya está fuera de peligro, pero necesitará un tiempo para recuperarse, deberá quedarse unos días en observación. La herida requiere puntos, y habrá que administrarle antibióticos y desparasitarios.- informó logrando que el nudo en la garganta de Seth desapareciera. -tuvo suerte de encontrarte, un poco más y no lo hubiera contado.- añadió con una enorme sonrisa en el rostro. - es triste ver cómo a pesar de todas las leyes de protección animal hay personas que aún los abandonen a su suerte.- la tristeza se reflejo en su voz, ambos chicos estaban totalmente de acuerdo con esas palabras.
Troy pago con tarjeta la suma de $1600 por todo el tratamiento que el gatito recibiría y le dejaron sus números de contacto para saber cuando podían retirarlo. Agradecieron por todo y se marcharon.
Ya en el auto troy decidió llevar Seth hasta su casa, no lo dejaría ir caminando ni mucho menos sólo.
-¡gracias de nuevo por toda tu ayuda! Te pagaré lo que has gastado.- agradeció Seth.
-No es necesario que me pagues nada, considéralo un regalo de mi parte.- el pelirrojo era realmente hermoso, su sonrisa lo encandilaba.
-¡No puedo aceptarlo!- rechazó. -¡es mucho dinero!- no podía aceptar el regalo, era demasiado y además odiaba deberle favores a la gente.
-entonces consideralo un regalo para el gatito.- ante esas palabras no podía rechazarlo.
-¡de acuerdo!- accedio no muy convencido.
Hicieron el resto del trayecto en silencio ya que Seth se había quedado dormido.
Luego de media hora de viaje llegaron a la casa. Troy miró el rostro de pelirrojo con unos inmensos deseos de besarlo, esos labios rellenos y rojos, tan exuberantes y apetecibles de los que ya había probado su sabor y se había quedado con ganas de más. Inconscientemente se inclinó sobre el hasta casi rozar sus labios y cuando se dio cuenta de ello se retiró apresuradamente, no quería asustar a su gatita. ¿que porque le había apodado gatita? Porque a pesar de su apariencia de criaturita tierna, adorable, frágil e inocente era bastante salvaje y arisco. Pero era precisamente por eso qué le atraía tanto.
Tocó suavemente su hombro para despertarlo. Seth abrió los ojos adormilados un poco desorientado hasta que cayó en la cuenta de dónde estaba.
Le agradeció nuevamente a Troy, se despidió de él, bajó del auto y entró a su casa cerrando la puerta. Lo único que quería hacer ahora era dormir. Observó a través de la ventana como Troy se marchaba hasta que las luces de su auto desaparecieron por completo de su vista.
No había pensado que ese chico pudiera ser tan amable, empezaba a creer que su opinión sobre él era errónea y qué tal vez debía darle una oportunidad. Pero primero necesitaba comprobar que no se tratara sólo de una broma, y eso lo averiguaría tarde o temprano.

¡No soy una chica, Imbécil!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora