Extra 4: ¿y... si no fueran humanos?

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La biblioteca estaba a rebosar de pociones, libros y talismanes; también habían artefactos mágicos de todas clases. Danna llevaba su puntiagudo sombrero de bruja sobre sus encrespado rizos, recién volvía de una entrega bastante lejana y lucia un poco desordenada pero sus ojos verdes brillaban de emoción ¡amaba volar!

Todos giraron sus ojos para ver a la elegante elfa que llegaba todos los sábados puntual, era muy alta e intimadante pero no concordaba para nada con su personalidad sumamente tímida. Sus ojos eran una mezcla de colores que fascinaba a Danna, pero las veces que intento hablarle, la elfa huía espantada. Ese día en especial, su esbelta y delicada figura brillaba con luz propia y Danna se quedó embobada. Como siempre, antes de que pudiese hablarle, ya se había ido.

Danna se escabulló en el momento exacto en que otro elfo que era muy conocido para ella entró ¡su ship favorita había llegado! El elfo Dammer era el "mejor amigo" de su compañero de trabajo, un joven hechicero... pero Danna sabía que había algo más que solo amistad entre esos dos. Se ocultó detrás de unos estantes repletos de pociones y sin querer chocó contra alguien, casi soltó una exclamación pero rápidamente cubrieron su boca instandola a agacharse para que no la descubrieran. Se giró y ¡oh sorpresa! No era nadie menos que la Elfa Danila.

-¿¿¿Qué haces aquí???- susurro.

-Lo mismo que tú ¡espiarlos!- contestó en el mismo tono.

-¿Tú también los shipeas?- se sorprendió Danna.

-No es un Ship si es oficial...- sonrió Danila.

Danna estaba encantada ¡su elfa favorita también pensaba lo mismo que ella! Danila por su parte estaba con el corazón a punto de estallar, había sido descubierta por quien menos esperaba ¡por Danna! Esa bruja era la más bonita, estaba irrevocablemente enamorada de ella pero su cercanía la ponía demasiado nerviosa y terminaba diciendo o haciendo cualquier tontería cuando la tenía cerca y por ese motivo siempre huía ¡no quería quedar en ridículo!

Danna se giró para ablarle y le sorprendió ver el rostro de Danila totalmente rojo y su sensible oído de bruja le permitió escuchar los acelerados latidos de su corazón. La tomó de la mano y la arrastró a otra sección. Con su lupa mágica la reviso de pies a cabeza pero no encontró nada mal. Danila estaba extremadamente avergonzada.

-No estoy enferma...- habló con la cabeza gacha.

-Ya lo noté pero ¿por qué estás tan acelerada? No encontré nada malo en tu salud.- sin previo aviso le lanzaron un libro que por poco casi le da en la frente si no tuviese sus agudos reflejos.

-¡Bruja estúpida, solo haces que me avergüences de ti! ¡ni siquiera eres capaz de notar eso, inservible!- alzó la mirada y vio a su maestra gritando mientras se alejaba en forma de cuervo.

-¿¡y ahora por qué se ha enojado!?- se quejó resentidavmientras Danila retorcía sus manos con nerviosismo.

-no estoy enferma... es solo que estoy nerviosa...- finalmente elevó la mirada.

-nerviosa... ¿por qué?- interrogó mientras miraba la tapa del libro que su maestra le había arrojado; en enormes letras se veía el título "¿te ruborizas y sientes tu corazón acelerado? ¡no estás enferma, estás enamorada!"

-... Por tí...- Danna la miró sin comprender.

-Oh...- contestó, luego volvió a leer el título y recordó las palabras enojadas de su maestra. -¡OH!- volvió a exclamar. Esta vez lo había entendido a la perfección.

Poco sabían elfa y bruja que su ship también las espiaban a ellas. Un elfo y un hechicero se chocaron los puños felices  cuando vieron el desenlace de su elaborada trampa.

¡No soy una chica, Imbécil!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora