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Yoongi.

Levanté tímidamente la vista, lo suficiente como para diferenciar la espalda de la persona que se había colocado entre los demás y mi pupitre. Le había dado con tanta fuerza a la mesa que me preocupó su mano, pues de seguro que le debía haber dolido.

—Y-yo, s-solo somos amigos... —murmuré en voz baja, en un hilo tan fino de voz que dudo que alguien me escuchara.

Tampoco hizo falta, pues todo el mundo empezó a disgregarse sin decir palabra, apartando la vista de Jungkook, quien aún seguía delante de mí.

Era impresionante el poder que tenía sobre la clase, sobre los demás. En menos de un minuto pude volver a pensar, pude respirar de nuevo. Le miré a él y luego bajé la vista a su mano. Tenía los nudillos enrojecidos, pero no me atreví a tocarle. Por algún motivo, a pesar de lo que acababa de suceder, seguía dándome miedo.

—Tengo unas tiritas en mi mochila —hablé en un tono tan bajo que me sorprendió que me oyera. Se giró hacia mí y me miró serio, como si no entendiera lo que le había dicho. Quizá era eso, que no me había entendido— Por la mano digo, s-si quieres tiritas... son verdes con bizcochos pintados, a mi hermana le gustan.

—No necesito nada.

—A-ah, vale... —guardé mi mano de nuevo en mi regazo, atrapando nerviosamente la tela del pantalón en ella. Era incómodo. Me acababa de ayudar pero seguía sintiéndose igual de desagradable hablar con él, de inseguro. Necesitaba ver a Jungkook— Gracias por ayudarme.

—No me las des. No te he ayudado, simplemente me molestaba que mintieran —me miró fijamente y se quedó un par de segundos en silencio. Yo no sabía cómo actuar. Rezaba para que algo sucediera, para que alguien viniera. No quería tenerle tan cerca, no quería estar hablando a solas tanto tiempo— Y tú también me molestas.

Después de eso se marchó de la clase. Ni siquiera respondió a sus amigos cuando le preguntaron a donde iba. Tampoco volvió en toda la mañana, no apareció hasta después del recreo, y con peor aspecto incluso.

Sorprendentemente, no me sentí tan aliviado como creí al verle marchar.

Jungkook.

Lo mejor de terminar los exámenes finales no era poder descansar, tampoco retomar un mínimo de cinco horas diarias para dormir ni quitarte de en medio cualquier comentario parental sobre lo importante de los estudios, nada de eso.

Lo mejor de todo era la fiesta de celebración que se daba la misma tarde del último examen, o mejor dicho, la misma noche.

En mi caso, después de haberme pasado toda la tarde durmiendo en la cama, me sentía con la energía suficiente para desvelarme y no necesitar ni media hora de sueño. Y con solo ver el ambiente de la fiesta, era consciente de que aunque la necesitara, no me iba a ser concedida.

Era un caos, un absoluto caos. El local que habían alquilado se había reducido a un mar de gente, luces, música, y botellas de alcohol pasándose de manos a manos. Yo ya había probado de siete distintas, y en el punto que me encontraba no iba a poder diferenciar el octavo trago de alcohol de una colonia.

— ¿Invitaste a Moonbyul? —me giré hacia Taehyung, quien se había abierto paso entre toda la gente hasta llegar a mi lado. Teníamos que gritarnos al oído para poder escucharnos.

— No pudo venir, aún sigue con sus exámenes.

— ¿Quién es shameless?

— ¡Exámenes! ¡Aún sigue con sus exámenes!

Mírate - KookGiWhere stories live. Discover now