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Jungkook.

— Ah —sí, me alivió y a la vez desilusionó por completo— Era eso.

— ¿Por qué lo dices con ese tono?

— Por nada. Por mí puedes acosarlo todo lo que quieras.

— No es acoso. Y esta vez hemos quedado, ya te lo he dicho —bufó y yo asentí, fingiendo que me lo creía. Se habían dado tantas veces esta situación, que no me sorprendía en absoluto. Probablemente Taehyung se declararía por centésima vez, Jimin le pediría dinero para comprarse un refresco, el mayor se lo daría y luego recibiría su centésimo rechazo. En el fondo sentía pena por él, pues el enano acababa con toda la dignidad de mi amigo— Mierda, la directora.

Eché un vistazo a mi espalda y pude comprobar como aquella figura se acercaba exactamente a la puerta en la que nos situábamos. Se nos había pasado el timbre por completo, y como no tenía ganas de recibir siquiera una reprimenda, me despedí rápidamente de Taehyung y tiré derecho a mi clase.

Por suerte cuando llegué aún seguía sin ningún profesor en su interior, y como era de esperar, un completo alboroto en su lugar.

NamJoon y Chanyeol estaban lanzándose un móvil de lado a lado de la clase. Por el riesgo que suponía el juego, supuse que el dispositivo electrónico, y solo me hizo falta ver la cara de uno de los chicos de clase para saber que era suyo.

Parecía tan agobiado que ni siquiera me reí, pero aun así no intervine. No era mi asunto.

Por suerte para el chico, el profesor no tardó en llegar, y el arriesgado entretenimiento de mis amigos se detuvo de inmediato, cogiendo uno de los dos el móvil y devolviéndoselo a su dueño. Él fingió una sonrisa, pero nada más le dieron la espalda, comprobó con agobio que funcionase y lo volvió a guardar inmediatamente. Ahí sí que sonreí al saber que probablemente no volvería a sacarlo en todo lo que quedaba de curso.

Las dos horas de clase pasaron rápido, y para mi suerte sin ningún asalto de Yoongi. Nunca se me acercaba cuando estaban los del grupo cerca, y en cierto modo no me extrañaba. Al fin se había dado cuenta del peligro que suponía para él acercársenos siendo una diana de bromas tan perfecta. Tan solo intentó hacer contacto visual un par de veces, pero todas y cada una de ellas conseguí esquivarlas.

Finalmente, cuando sonó la campana del descanso entre clase y clase, agarré mis cosas y salí por la puerta. Yoongi de nuevo intentó agarrarme disimuladamente de la chaqueta, pero fingí no haberlo visto y me fui a paso rápido de allí.

Mark y algunos más me esperaban para marcharnos, no tenía ganas ni tiempo que desperdiciar con el rarito, además de que no había nada que discutir o hablar.

En el patio me encontré con Wonho, Bambam y Mark, quienes también iban con sus cosas preparadas. Junto a ellos había un chico alto, rubio y musculoso. No era del grupo, pero me sonaba haberlo visto anteriormente por los pasillos. No nos presentaron hasta que el último de nosotros saltó la valla y todos estuvimos fuera del recinto.

— Este es Jackson—presentó Mark al desconocido. No me hicieron falta más de tres segundos para saber que ese chico era la nueva víctima de nuestro amigo. Adoraba cuando los beneficios de Mark nos incluían, como en este caso— ¿No es guapo? Nos va a invitar a todos una barra libre.

— E-eh, sí, bueno... —murmuró no muy convencido el chico. Solo hizo falta una sonrisa del rubio para que asintiese con firmeza. Definitivamente caer en las redes de Mark era lo peor que podía pasarle a tu billetera y dignidad.

A pesar de todo yo terminé denegando la oferta, principalmente porque tenía que estar volviendo a casa en tres horas y no quería que la primera imagen que se llevara mi hermana de mí después de no vernos en meses, fuese ebrio. Igualmente el nuevo terminó pagándome tres cervezas, obviamente por empuje de Mark.

Mírate - KookGiWhere stories live. Discover now