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Yoongi.

Tercera partida que perdía en los últimos diez minutos contra Jimin.

Era arrasador, no me dejaba ni disfrutar las vistas del paisaje del juego, tan solo aceleraba con su coche dirigido por Yoshi y cruzaba la línea de meta tres veces sin ninguna complicación, dejándome a mí atrás con total indiferencia.

— Quiero cambiar de personaje —declaré molesto, quitando rápidamente la palabra "Derrota" de mi pantalla con un botón.

— Ya has tenido a Daisy, a Luigi y a Browser. No culpes de tu torpeza al personaje.

— ¡Quiero jugar con Toad!

— Vas a perder igual.

— Sabes que no, por eso insistes en que no lo haga —refuté con total convicción. No era culpa mía, era que elegía mal al personaje. Sí, definitivamente ellos tenían el problema, no yo— Otra, otra, otra.

No hizo falta ninguna insistencia más para que Jimin aceptara encantado de la vida. Agarró su mando, y tras cambiarme el personaje al pequeño habitante con una seta por cabeza, comenzamos la carrera.

Perdí.

Y a la siguiente también.

Al final de cada una de ellas podía apreciar a grandes letras la palabra "Derrota" en mi parte de pantalla, y con ello una satisfecha sonrisa ladeada de Jimin, burlándose de mí. Después de dos horas me harté y tiré el mando a un lado. Bueno, lo dejé cuidadosamente, ya que la última vez que lo tiré, Jimin casi me rompe la cabeza.

— ¿Y ahora qué excusa vas a poner? —se puso en pie, dejando cuidadosamente su control en el suelo, y seguidamente se dejó caer sobre el sofá, cruzándose de piernas. Sí, aprovechando que no estaban sus padres habíamos decidido jugar a los videojuegos en la gran televisión 4K del salón—Cogiste mi mismo avatar y perdiste.

— Casi gano.

— Ibas por la primera vuelta cuando crucé la meta.

— ¡Y tú eres un idiota! —respondí molesto, poniéndome en pie y dándole una patada antes de echar a correr hacia la habitación de la única persona que podía calmarme en esos momentos. Y para que mentir, la mejor con la que podía dar celos a Jimin— ¡Jin! —de inmediato la puerta se abrió y yo me eché a los brazos del mayor— ¡Jimin me está molestando!

— Oh, bebé —me abrazó con fuerza y yo le rodeé con mis extremidades, colgándome de él. Cuando Jimin apareció por el pasillo, tan solo sonreí con malicia. El pelinegro odiaba este tipo de situaciones porque se sentía apartado, y aunque lo negara con toda su alma, le daba miedo quedarse solo. Era adorable— ¿Qué te hizo esta vez?

— ¡Yo no he hecho nada!

— Ha hecho trampa para ganar —refunfuñé con cierto rencor.

— ¡Eso no es verdad! —el pelinegro vino corriendo y se metió en medio de su hermano y yo, haciéndonos despegar— ¡Deja de agarrarle como si fuera un niño! ¡No lo es, solo es un mentiroso que no sabe perder!

— ¡He perdido diecisiete veces, claro que sé perder!

— ¡Ash, me desespera lo estúpido que eres! —Jin rió y Jimin me cogió en brazos, cargándome a su espalda.

— ¡Ahh, ayuda! ¡Pussy!

— ¿Eh? ¿Qué dices? —se detuvo a mitad del pasillo, interrumpiendo mis gritos de ayuda. A lo lejos podía distinguir a Jin riéndose a carcajadas.

— Pido ayuda en inglés por si me oyen en América.

— Acabas de decir "Pussy".

— Pues eso, lo que te he dicho —seguíamos hablando con total normalidad, aún yo cargado en su hombro con la cabeza colgando a centímetros de su trasero— Pu-ssy. A-yu-da.

Mírate - KookGiWhere stories live. Discover now