Drake.
¿Qué por qué cargué a Alaska de esta manera? No tengo idea.
¿Qué si me gusta? No me toquen debajo de la cintura que hay mucha evidencia.
¿Estoy metido en serios problemas? Es lo más probable.
El dobladillo de la falda de Alaska roza contra mi mejilla mientras llego al final de las escaleras y camino hasta mi habitación. Mamá está tomando una de sus largas siestas y confirmo que sigue dormida cuando paso por la puerta abierta de su habitación y suaves ronquidos salen de ella.
Los dedos de Alaska tiran con un poco de más fuerza mi cabello, creo que teme caer, pero no dejaría que es sucediera. Su muslo golpea con cada uno de mis pasos contra mi pecho y otro contra mi espalda.
Yo mismo me he sometido a esta situación y ahora viviré con las consecuencias.
Cierro la puerta de mi habitación una vez estamos adentro. Y me agacho para ayudarla a bajar, su cuerpo roza con el mío y me muerdo el interior de la mejilla para no hacer ningún extraño sonido. Alcanzo a ver su diminuto short negro antes de que acomode su falda. Su camisa está húmeda en varios lugares lo que hace que una de las copas de su sujetador negro se vislumbra ante la tela blanquecina mojada.
La observo retirar el cabello de su rostro, me observa con esos ojos grises rayados en marrón o lo que sea, la cosa es que son preciosos. Parece que esperara algo de mí a medida que se balancea de un pie a otro.
Resopla cómo si hubiese perdido la paciencia y rio.
—¿Me dirás ahora por qué estaba en tus pensamientos? —pregunta llena de una curiosidad muy evidente.
—Me gustó mucho tu historia corta, pero estoy deseando que escribas alguna otra historia larga.
—Tengo que pensarlo, tengo mucha tarea.
—Puedes encontrar un poco de tiempo libre.
—Tal vez...
—Y no reprimirte —agrego.
—¿Qué se supone que significa eso? —Lleva sus manos a sus caderas.
—Que sé que no hiciste ninguna escena sexual en tu historia corta porque sabías que te leía. Hay un montón de comentarios "¿Y el sexo? Tú no eres así", ya te lo dije, no debes reprimirte si lo que te avergüenza es que te lea.
Camina hasta mi cama y se deja caer.
—Es que... —comienza.
—¿Si?
—No puedo evitarlo, porque luego te imagino leyéndolas y no sé. Es raro.
—¿De mala manera?
—No sé, dime ¿Qué piensas cuando lees esas escenas escritas por mí?
La respuesta de tal pregunta muchos la encontrarían interesante, tan interesante cómo el hecho de que noto que ahora Alaska es un poco más suelta a la hora de hablar de ello conmigo. Como si lo hubiese aceptado y estuviera bien con el hecho que antes le perturbaba. Me gusta eso.
—Depende de qué historia te esté leyendo —sonrío y me siento a su lado, me giro, recargando un muslo en el colchón para estar más cómodo—. Si es de tus historias cursis y dulces ruedo mucho los ojos, pero sonrío. Cuando son cortas mayormente estoy sonriendo.
»Has escrito cinco historias. Tres cortas y dos largas. Una de tus historias largas me tenía un poco frustrado porque había mucho drama y quería arrojar mi teléfono, pero me encantó.
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+18 (Libro 1 Saga Inspírame)
RomanceAlaska Hans tiene un secreto: ama escribir. Drake, su atractivo e insoportable vecino lo descubrirá, y terminará enganchado con su historia de amor y...+18. *** Se suponía que nadie debía saber que la novela que estaba siendo un éxito absoluto en Jo...