Capítulo Treinta y tres: Poco a poco (PARTE II) Penúltimo

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Drake.

4 de octubre, 2016.

—¿Está dormido? —Escucho la voz de Alaska.

—No lo estoy —respondo en lugar de Hayley.

Abro mis ojos y la miro, ella se acerca y se sienta en la cama, ignorando la silla de la que mi hermana se levanta para que ella se siente. Alaska hace un puchero triste.

—Vine a visitarte ayer y dijeron que no podía verte, que estabas en una situación delicada y recuperándote. Supe lo que sucedió...Lamento que tuvieras tanto dolor que perdiste el conocimiento.

—No fue tan malo —Trato de consolarla.

La verdad es que fue terrible. Me descompuse, tuve un desmayo y tardé horas en despertar para sentir como si me hubiesen abierto para sacar mis órganos. Sigue doliendo, se siente cómo si la herida quemara y sigo sintiendo arcadas que retengo por miedo a abrir mi herida, no quiero que vuelvan a agarrarme puntos nuevamente, es algo que prefiero olvidar.

A esta altura de mi vida no sé qué dolor ha sido más fuerte: los abdominales cuando estaba enfermo, el de cuando colapsé o ayer que sentía cómo si removieran todo en mi interior conmigo despierto.

—Luces muy pálido y tu mamá me dijo que no quisiste comer, que te han inyectado un suero para que no te deshidrates. No tienes que fingir conmigo, se vale que te sientas mal y admitas que no estás bien.

—Solo quiero irme a casa y descansar...

—Pronto —me asegura con una sonrisa alentadora.

—¿Cuándo?

No tiene una respuesta para mí. ¡Nadie la tiene!

***

6 de octubre, 2016.

—Escuché a tu familia decir que estás de mal humor —dice la enfermera—. Que estás siendo sorprendentemente odioso.

Alzo mi vista de dónde me toma la presión para verla, creo que enarco una de mis cejas, no podría asegurarlo.

—No soy odioso... —argumento—. Solo quiero irme.

—¿Eso es culpa de tu familia? ¿El que sigas internado en este hospital? —Ella anota los resultados y luego me mira—. Tu familia solo trata de hacerlo más llevadero para ti; aunque te entiendo, no puedes controlar tus emociones en este momento.

»Han sido largos días aquí y no han sido gratos —revisa mi temperatura—. Tienes algo de fiebre.

—Alentador.

—Veamos cómo va esa herida.

Espero a la expectativa a que retire el vendaje, actualmente veo a esa herida como mi obstáculo para la libertad.

—Uhmm...

—¿Qué? ¿Sigue muy mal?

—Veo mejoras —me sonríe—, creo que tendremos buenas noticias pronto... ¿Es eso que veo una sonrisa?

—Finalmente...

Mi estado de ánimo cambia con sus palabras y ella lo nota porque ríe. Me suministra el medicamento, apunta que ya me han dado mi dosis y me dice que está comenzando a cicatrizar de buena manera mi herida.

—Bueno, ahora que parece que tu estado de ánimo ha aumentado, saldré para que entré una linda joven con mucha energía que parecía ansiosa por verte. Una señorita que ha venido cada día y que hace que más de un joven paciente desee que fuese a él quien visita.

+18  (Libro 1 Saga Inspírame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora