CAPÍTULO 3

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Durante la semana recibí otro llamado de Seokjin, invitándome a desayunar. Lo curioso es que me advertía que conocería a todos los miembros del grupo y que me fuera preparando mentalmente para el torbellino de actividad que se desarrollaría.

Me esperó en el estacionamiento pacientemente mientras yo me cambiaba para la ocasión. Antes de salir, tomé una cartera grande, cosa de poder guardar un neceser y mi bolsita de cosméticos, por si una urgencia se presentaba y debía permanecer en aquel lugar más tiempo del necesario.

Una vez que emprendimos viaje, nos encontramos charlando durante el trayecto hasta la casa que compartía con los chicos. Comentó que la noche anterior habían tenido una entrega de premios, donde habían ganado en todas las categorías a las cuales fueron nominados. Me sentí contenta por él. Parecía ser alguien que se esforzaba y daba todo de sí, así que me alegré de que recibiera un mérito por algo. Dijo que sus compañeros estaban tan felices y contentos luego de la ceremonia, que decidieron ir por unos tragos al finalizar sus obligaciones, pero que él optó por volver a casa, alegando que se sentía cansado y abrumado. Continuó comentándome acerca de las personalidades de cada uno, hasta que detuvo su vehículo una vez que nos adentramos a la seguridad del estacionamiento subterráneo de su vivienda compartida. 

Jin se bajó y yo lo seguí

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Jin se bajó y yo lo seguí. Fue hasta la parte trasera del auto, de donde sacó una caja con provisiones que dijo que había preparado antes de salir. Traía lo mejor que había conseguido de sus reservas de comida. Se tomaba en serio su rol como mayor del grupo. Sí. Durante estos minutos con él había averiguado que era el mayor.

Tomamos el ascensor del garaje hasta llegar al piso correcto. El castaño se había negado a que lo ayudase con la caja pesada de cartón. Una vez que salimos del elevador, caminamos un corto trecho hasta que él se detuvo frente a una de las tantas puertas.

-Alice, ¿podrías ingresar el código, por favor? –me pidió. –Es que esto está pesado y me cuesta maniobrar.

Hice lo que me pidió, ingresando los dígitos que me iba indicando. Una vez que el cerrojo cedió, tomé el pomo de la puerta y lo abrí.

El interior estaba completamente en sombras. Extendí la mano a mi izquierda hasta que chocó con el interruptor de la luz, encendiéndola. Me corrí a un costado y dejé que Jin pasara, cerrando la puerta a sus espaldas. Dejé mis zapatos de tacón bajo en el reducido espacio de la entrada. Se perdió entre un montón de pares de zapatillas y zapatos de diversos talles y en distintos estados. Algunos calzados estaban sucios, otros más limpios, algunos desgastados por el uso y un par más parecían haber perdido a su compañero.

-Les diré que arreglen eso cuanto antes –se rio mi guía con su risa curiosa, dejando sus zapatos, tomando unas pantuflas y abriéndose camino con la caja en la mano.

Dejé mi abrigo y mi cartera colgados en un perchero. Luego, imitando su movimiento, tomé unas pantuflas para mí y lo seguí hasta la cocina, mucho más grande que la de su departamento y un poco más desastrosa, donde dejó lo que acarreaba sobre la mesada. "Aquí comen otras seis personas", me recordé. Y las reservas debían ser más abundantes para satisfacer la demanda. Supuse que no sería fácil dar de comer a una manada de idols. Admiraba a Seokjin por ello.

House of Cards (BTS +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora