House of Cards (BTS +18)

CAPÍTULO 11

Me puse a su nivel, de cuclillas, e intenté calmarlo. Si seguía hablando en este tono, despertaría a los demás chicos que estaban descansando. No quería molestarlos otra vez en plena noche así que mi misión ahora era serenar al peliblanco.

Probé suerte llamándolo un par de veces, pero sólo conseguí que cambiara la posición de sus manos de su rostro a sus orejas. Parecía encerrado en su cabeza, con la mirada perdida y el rostro anegado en lágrimas. Seguía repitiendo sin cesar la misma frase mientras se mecía de adelante hacia atrás. Estaba ido por completo.

Sin pensarlo, le di una fuerte cachetada, rogando a todos los dioses que eso fuera suficiente para sacarlo de su trance, porque su voz comenzaba a ser molesta. Lo hice al mismo tiempo que tres golpes resonaron en la puerta del baño.

-¿Yoongi hyung? ¿Eres tú? ¿Te encuentras bien? –era la voz de Jimin, que volvió a golpear. –Nos has despertado a Hoseok hyung y a mí y estamos preocupados.

Yoongi se había calmado un poco. Mi acción y la voz de Jimin habían conseguido devolverlo a la realidad. Sus ojos se enfocaron, siendo conscientes de mi presencia, dándose cuenta del espectáculo que había dado frente a mí y bajando lentamente sus manos, que segundos antes habían estado aferrando con fuerza ambos laterales de su cabeza. Sentí pena por él, a pesar de sus palabras, las cuales ahora que le daba vueltas al asunto, tal vez no habían sido tan literales después de todo.

–Yoongi, voy a pasar –escuchamos la voz de Jimin, hablando de nuevo con ese tono tan dulce y con una calidez propia de él.

-¡Espera! –pedí. Lo último que deseaba era que me viera desnuda en la ducha. No es que fuera pudorosa con mi cuerpo, sino que la situación se tornaría un poco rara. Quería que entrara a evaluar al joven a mi lado y, de ser posible, que lo regresara a su cuarto a dormir. Podía ayudarlo en el proceso, pero no sería lo adecuado que lo hiciera sin nada puesto. Quiero decir, ¿y si teníamos que cargar a Yoongi hasta su cuarto? ¿No sería un tanto incómodo y perturbador para él?

-¿Alice noona? ¿Yoongi está contigo? –continuó, del otro lado de la puerta. Aunque la respuesta era más que obvia.

-Sí –proseguí, con la vista fija en el de cabellos blancos. Su mirada me indicaba que había vuelto a la normalidad, pero que seguía asimilando los hechos. No hizo nada. Se mantuvo impasible. –Nos estábamos dando una ducha y él tuvo una crisis. Espera un segundo. Me pondré la bata y te abriré la puerta para que me ayudes con él.

-E-está bien –sonó confuso. No quería ni pensar en la de cosas que estaría imaginándose mi ángel en estos momentos.

Le hice señas a Yoongi para que aguardara allí. Él asintió desde su posición, secándose la humedad del rostro con las manos. Me levanté y abrí la mampara para salir, buscando mi bata y mis pantuflas. La tomé y me la anudé a la cintura, ignorando la capa de jabón que aún cubría mi cuerpo. Dejaba un escote sugerente a la altura de mis pechos, ya que no alcanzaba a cubrir bien mi busto. Sin embargo, era lo único con lo que podía taparme en estos momentos y Jimin tenía que entrar para chequear la situación. Era uno de sus compañeros, así que me imaginé que tendría una idea más acertada acerca de qué hacer.

Me apuré por llegar a la puerta y le dejé paso. La mirada que me dedicó el rubio de arriba abajo no se me pasó desapercibida. Sobre todo, cuando se detuvo más de la cuenta en mis pechos. Mi talla parecía ser todo un acontecimiento para los hombres aquí en Corea. Vislumbré la sombra del deseo cruzar su mente por un ínfimo segundo, más sacudió la cabeza como para quitarse de encima esa clase de pensamientos y fijarse en lo importante.

Hizo una reverencia y entró, yendo directo a la ducha. Yo me quedé de pie a un lado de la puerta, manteniendo mi distancia, esperando. No quería inmiscuirme entre ellos y a la vez no quería dejar solo a Jimin, desligándome de Yoongi.