CAPÍTULO 5

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Jungkook al menos se había puesto un jogging. A diferencia de mí, que andaba paseando mi desnudez por todo el departamento. ¿Dónde estaba mi cabeza? Vivían siete chicos aquí. Todos con horarios diferentes. Era más que claro que algo como esto podía pasar. Y de todos, justo tenía que ser Jimin quien apareciera. El virgen del grupo. Genial. Si esto no le daba al menos una pizca de curiosidad sobre el sexo, lo habría perdido como hombre.

Su mano tembló sobre la tela de mi pullover y se apresuró por bajarla. Quitó la otra de su rostro, dejando la visión de un semblante íntegramente aterrado, que buscaba a su compañero con la vista. Hasta que lo encontró.

-Lo siento mucho, Alice noona. No fue mi intención. De verdad lo siento –me dedicó una reverencia rápida, sin fijarse en mí, con los ojos aún puestos en Jungkook, que se recostó contra el marco. –Kook, ¿estás mejor? –quiso ocultar el problema sonriendo al menor e ignorándome, pero su voz tembló. Era como si el otro chico en la estancia fuera una amenaza para él. Como si se sintiera intimidado.

-Kookie está bien, ¿no? –me senté en una banqueta de las del desayunador cruzando las piernas para que nada quedara a la vista, a la vez que le dedicaba una mirada de advertencia. Le convenía comportarse con mi ángel o se las vería conmigo.

-Sí, ya recuperé fuerzas y la cabeza ya no me duele –se rascó la barbilla, mirándome. Había entendido a la perfección lo que intentaba decirle. –Pero, ¿para qué viniste hasta aquí, Jimin? ¿No estabas ensayando con los hyungs?

-Oh, sí –se le escapó una risita nerviosa al interpelado, mientras se echaba el cabello hacia atrás con una mano

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-Oh, sí –se le escapó una risita nerviosa al interpelado, mientras se echaba el cabello hacia atrás con una mano. –Terminó hace media hora. Es sólo que venía a ducharme rápido y buscar algo de dinero porque Hoseok hyung tenía ganas de ir a un game room a esparcirnos un poco.

-Ya veo.

-¿Quieren ir? –preguntó de repente. Aparté la vista de Jungkook para mirar al rubio, que esta vez tenía ojos y una sonrisa a medias sólo para mí. -¿Te gustaría ir, noona?

¿Yo en un game room? ¿Con mis veintitrés años de madurez compitiendo en juegos para niños? Este chico debía estar bromeando.

-Está bien –acepté, en contra de mi voluntad, sólo porque un dulce Jimin me lo pedía. Su rostro iluminaba demasiado como para negarme y destrozar su infantil emoción. Su sonrisa se extendió aún más y aplaudió, feliz.

-Genial. Me ducharé un momento porque estoy algo sudado por lo del ensayo y luego vamos.

Caminó hasta donde estaba el de cabello oscuro, pasando por su lado sin prestarle atención, casi como si el otro no estuviera ahí mirándolo con fastidio. Tal vez no le había gustado que Jimin interrumpiera nuestra intimidad. O no tenía deseos de ir.

Jungkook terminó por acercarse hasta donde estaba sentada en la banqueta, posicionándose de frente a mí.

-¿Por qué demonios le dijiste que sí? –se rascó la cabeza y se le escapó un mohín indignado.

House of Cards (BTS +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora