CAPÍTULO 4

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ATENCIÓN

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Una sensación de calor abrasador atacaba mi torso y con más fuerza en mi mejilla izquierda. Fue lo que me despertó de mi sueño profundo. Me sentía enardecida, pero no en el sentido que me gustaría. En ese momento caí en la cuenta de que estaba descansando boca abajo, con un brazo extendido sobre una superficie blanda pero fuerte, que subía y bajaba rítmicamente.

No sé en qué momento pasé de estar durmiendo en posición de cucharita a terminar con la cara apoyada sobre su pecho y el cuerpo sobre la longitud completa de Jungkook. Incluso mis piernas estaban enredadas entre las suyas.

Abrí los ojos, que por fortuna ya se habían acostumbrado a la oscuridad, y pude distinguir con claridad el perfil de su rostro. No lo había visto antes ya que cuando llegamos a su habitación con Namjoon, se había cubierto por completo con la frazada. Me había metido en la cama de alguien que ni siquiera sabía cómo era físicamente.

Me aparté un poco de él y me apoyé sobre mis codos, echándole una mirada. Ahora podía admirarlo a una corta distancia. La poca luz del dormitorio me dejó recorrer sin prisa sus rasgos faciales. Sus ojos permanecían cerrados y su perfecta boca estaba entreabierta, lo que hacía que, al respirar se escucharan leves ronquidos. Lucía adorable. Y para nada amenazante. 

Sacudió la cabeza un momento y se movió de manera perezosa

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Sacudió la cabeza un momento y se movió de manera perezosa. Despacio, fue abriendo aquellos ojos rasgados que hicieron que mi corazón comenzara a alborotarse, expectante por su reacción. Giró la cabeza en mi dirección al notar mi presencia, desconcertado. Cerró la boca, no sin antes relamerse los labios, dejando una capa de brillo sobre estos por su saliva. Sus cejas se alzaron con interés y se le escapó una sonrisa de lado.

-Chica ronquidos –murmuró mofándose, con la voz propia de un recién levantado.

-¿Disculpa? -¿ronquidos yo? Jamás en mi vida había escuchado algo como eso. Yo no roncaba. ¿O sí? Me senté en la cama para mirarlo, algo molesta por semejante descaro.

-Te la pasaste roncándome al oído y babeándome el cuerpo –apartó el cubrecama hasta la mitad de su torso desnudo, para hacer un gesto simulando limpiarse algo del pecho. Alcé una ceja, admirando entre medio de la casi oscuridad cómo se delineaba su cuerpo delgado, pero bien trabajado, con fuertes pectorales. Me pregunté si el resto de su cuerpo estaría tan definido como aquella parte. Una mueca se formó en mi cara al recordar que aquel chico semidesnudo había reposado tranquilamente con mi cuerpo sobre el suyo todo ese tiempo.

-Deja de decir tonterías –empujé su brazo levemente, buscando ocupar mi cabeza en otras cosas. Su piel estaba sumamente caliente. –Aguarda, parece que tienes fiebre.

Me aproximé a él, que cruzó un brazo por detrás de su cabeza y, tranquilo como estaba, me dedicó una sonrisa ancha de dientes perfectos.

-Soy así de caliente siempre, nena –finalizó con una carcajada.

House of Cards (BTS +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora