✨ 13.- Problema Resuelto. ✨

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El rubio aún en la puerta miraba a su novia en la cama, ella lo miraba fijamente también.
Entró poco a poco comenzando q quitarse la corbata, el saco y los zapatos, Elizabeth aún lo miraba no quitaba su vista de el.

-¿Te duele algo? ¿Estas lastimada?-
Pregunto rompiendo aquel incómodo silencio.

-No, estoy bien, no paso a mayores. ¿Y tú?-
Pregunto curiosa mientras ponía su mano encima de su pecho aún cubierto por aquella camisa.

-Ese idiota ni siquiera me tocó. Elizabeth lamento por haberme puesto así pero no iba a permitir que nadie te tocará de esa manera. Eres mi mujer y Te Amo, es mi deber cuidarte y protegerte de quién sea.-

Elizabeth no contestó solo sonrió dulcemente y lo abrazo.

-Sinceramente Meliodas me asusté mucho cuando Mael me acorraló a la pared y comenzó a tocarme, cuando te vi llegar sentí alivio, pero después de verte tan enojado me asusté aún más. Era la primera vez que te veía tan enojado, pero sé que él se lo merecía.-

Meliodas no contestó, solo continuaba abrazándola y aspirando su dulce aroma.
Después de algunos segundos comenzaron a separarse poco a poco para verse mutuamente y luego unir sus labios en un largo beso.

La ropa comenzó a caer, Elizabeth disfrutaba cada beso que su rubio le depositaba en cada parte de su piel.

-Te amo Elizabeth -

Susurraba entre besos mientras ella gemía..

-Tambien te amo Meliodas-

Contestó difícilmente entre gemidos.

Las caricias de su amado eran las mejores.

Aquella noche hicieron el amor como nunca lo habían hecho, se entregaron completamente uno al otro hasta quedar completamente agotados. El sueño los venció y quedaron profundamente dormidos.


******* Nueva York *******
Viernes 31 de Mayo.

Lucy terminaba de arreglarse para ir a la universidad, dio un vistazo en el espejo al golpe que ya no estaba hinchado pero se notaba ligeramente pero nada que el maquillaje no cubra. Salió de su habitación y bajo las escaleras.
Desayuno con su madre y salió de la casa, cuando miro hacia el frente se encuentro con el pelirosa.

Suspiró pesadamente no estaba de humor para verlo.

El sin embargo se acercó a ella lentamente y le dio una caja de chocolates.

-Tus favoritos lucy.-

Comento mientras le daba la caja.

-No pretendas arreglarlo todo con una simple caja de chocolates Natsu.-

El pelirosa se tenso y rasco su cabeza ella tenía razón pero no sabía q más hacer.

-Lamento mucho haberte golpeado Lucy, pero estaba tan furioso con ese imbécil que te besó.-

-Natsu lo empuje y le di una bofetada ¿Lo viste no?.-

-Si pero no podía dejarlo así sin más se merecía esa golpiza.-

-Estuve pensando muchas cosas en la noche, las cuales te diré luego ahora debo ir a la escuela.-

Abrió la puerta de su auto para entrar pero Natsu la detuvo del brazo.

-Hablemos más tarde cuando puedas si? Por favor Lucy no quiero estar así contigo.-

Lucy lo miro sus palabras tan sinceras la hicieron sorprenderse. Natsu siempre ah sido asi con ella. Con el siente mucha seguridad.

-Bien. Te veo luego.-

Le dio un tierno beso en su mejilla y subió a su auto, arrancó y se fue de ahí.

Natsu miro hacia el cielo, el haría que todo se solucionará con su rubia, la amaba demasiado como para dejarla ir, han estado juntos ya 3 años han pasado cosas buenas y malas y el definitivamente seguirá a su lado.

La noche cubría todo nueva York, la rubia exhuberante de los Heartfilia llegaba cansada a casa luego de un difícil día.
Su móvil sonó, contestó rápidamente sabía quién era.

-Hola Natsu!-

-¿Llegaste a tu casa ya?-

-Si, estoy llegando.-

-¿Quieres salir a algún lado? ¿Tienes ánimos de salir?-

-La verdad si, ah sido una semana difícil y quiero distraerme un poco.-

-Bien, entonces paso por ti en una hora.-

-Esta bien-

Y sin más colgó la llamada.

Entró rápido a su casa, saludo a su mamá y subió a su habitación.
Tomo una ducha rápida y al salir del baño, escogió lo primero que encontró en su clóset. Era un vestido algo corto entallado de color azul y escote en "v", se maquillo ligeramente y se dejo el cabello suelto, se colocó sus zapatos de tacón negro y bajo a la sala a esperar a Natsu.

No tardó en llegar, salió rápido a su encuentro dejándolo sin habla.

-¿Porque me ves de esa manera?-

Le pregunto mientras subía al carro.

-Eres realmente muy hermosa, de verdad me has dejado sorprendido hoy Lucy.-

Las palabras sinceras del pelirosa la hicieron sonrojar. Le sonrió dulcemente y el puso marcha hacia una discoteca del centro.

Llegaron a aquel lugar tan ruidoso, pidieron mesa y se sentaron.

En medio de tanto bullicio hablaron muy cerca de sus oídos, limaron aquellas asperezas y se olvidaron de los problemas por una noche.

Bebieron y bailaron hasta que realmente quedaron muy cansados.

Comenzaba a hacerse tarde y Lucy debía volver a casa.
Natsu pago la cuenta y salieron abrazados de aquel lugar.
Subieron al carro y en el camino Lucy se quedó dormida.
El como todo caballero no la despertó, sino que al llegar tocó la puerta de su casa pidiendo permiso para entrar con su rubia en brazos dormida.
Subió con cuidado las escaleras y cuando llegó al cuarto de Lucy la acostó suavemente en su cama y le quitó los zapatos con mucho cautela para no despertarla.

Estaba por irse cuando la rubia lo detuvo del brazo

-Quedate Natsu, por favor.-

¿Como podía negarse ante la petición de su rubia?

Sin dudarlo se quitó el saco y los zapatos y se acostó junto a ella.
Lucy escondió su rostro en su pecho aspirando el dulce aroma de su pelirosa.

-Natsu, Te Amo-

Aquellas palabras lo sorprendieron una vez más.
Alzó con su mano la barbilla de la rubia y lo hizo mirarlo.

-Yo te amo aún más mi linda Lucy.-

Las palabras no eran necesarias ya. Los besos y caricias comenzaron entre aquellos jóvenes amantes.

El amor que había entre ellos seguía fuerte y vivo como siempre.
Amaba besar cada rincón de la Nivea piel de su rubia.
Amaba escucharla gemir su nombre mientras el aprisionaba con su boca sus grandes pechos.
Esa mujer era la perfección para el.
Cada vez que la besaba y tocaba era el paraíso.
Estaba realmente convencido de que Lucy era la mujer indicada para el. Y se lo demostraría a ella cada día y momento que pasaran juntos.

Aquel cuarto se llenó de gemidos y del calor de sus cuerpos, quedaba claro Que estarían mucho tiempo más juntos.



* Entre el Amor y el Odio *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora