D O C E

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Estaba nervioso, había incluso cambiado más de cinco veces su corbata, ninguna parecía bastante llamativa para ese día, tenía que calmar su corazón, por primera vez vería a sus hijos y eso lo emocionaba como nunca, claro que lo hacía, el único problema era el como ellos reaccionarían.

Salio suspirando de su habitación, aunque quisiera sentirse tranquilo no sabía como reaccionar, estaba feliz, algo dentro de él se llenaba de felicidad de saber que aquel par de niños eran suyos y del omega, estaba orgulloso por esa parte, ¿El problema? No sabía que debía hacer como padre.

Una parte suya agradecía qué fuesen lo suficientemente grandes, no tendría que luchar por cosas innecesarias o siquiera por no saber lo que pasaba, del mismo modo se sentía mal al saber que no había podido pasar los mejores momentos al lado de sus cachorros, sobre todo el día que se presentaron, solo sabía que la niña era alfa y el niño omega gracias a la pelea qué tuvo con su sobrina, si no, estaría más perdido qué nada.

– Oppa creo que vas un poco tarde.

Miro a su hermana y luego su reloj, eran casi siete y media, debía llegar a tiempo para ir por los gemelos y llevarlos a la escuela antes de las ocho.

– Lo se, supongo que te veré en la escuela.

– Tranquilo, estaremos bien, ve con cuidado y no discutas con el alfa de tus hijos.

– No prometo nada.

Beso la cabeza de sus sobrinas antes de tomar sus cosas y bajar, entró al auto tratando de calmarse, la tarde anterior había hablado con el omega, habían quedado en que subiría por los niños, no sabía que tanto tendría que familiarizarse con aquel hombre y esperaba que fuese lo mínimo, lo único que quería era qué el omega dejase de verlo como una amenaza, no lo era.

Cuando llego al edificio se dio un poco de ánimos a si mismo, salio y entro mientras saludaba al portero con una pequeña reverencia, estaba a nada de tal vez recibir el peor rechazo del mundo o solo tal vez tener una pequeña esperanza de convivir con los pequeños. Salio del elevador para ver solo una puerta cerca de donde estaba, no lo sorprendía demasiado, sabía que el alfa vivía bastante bien y tener un piso para ellos solos no era casi nada.

Toco la puerta esperando ver al omega, cosa que no sucedió pues el alfa qué iba bien vestido con un traje abrió antes de dejarlo entrar.

– Pasa, Hyuk esta con los niños en la sala, termina de arreglarlos.

– Bien.

Camino detrás del alfa revisando el interior del departamento, era bastante espacioso para los cuatro, aunque estaba muy organizado, demasiado para su propio gusto pues teniendo dos niños esperaba un par de juguetes tirados por todos lados. Se detuvo al ver al omega junto a los niños, la pequeña apago el televisor antes de siquiera poder mirarlo y supo por aquella mirada qué sería difícil que le aceptará.

– Yoon, Hye, por favor comporten se con su padre, irán con él después de clases y regresarán aquí en la noche.

– ¿Como debemos llamarlo?

– Señor Lee, es lo que se merece Yoon, no podemos llamarlo de otro modo.

– Hye, basta.

Pudo escuchar el reproche del omega, no culpaba a la niña por estar tan a la defensiva, pero sabía que debía  ser paciente, no podía solo llegar y pedir su amor como si nada.

– No te preocupes por eso HyukJae, lo tenía presente, pero tranquilos pueden decirme señor Lee, DongHae o solo Hae, no es necesario que me llamen appa hasta que ustedes quieran.

– ¿Y si no quiero?

– Entonces no me digas así, es momento de ir a la escuela, así que andando.

¡Alfa malo!  - HaeHyuk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora