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Me desperté con una enorme contractura en la espalda, así como punzadas en la cabeza atribuibles a mi lugar de descanso y el alcohol en sangre. Cierta presión en mi pecho me hizo mirar hacia abajo, encontrándome con el desarreglado pelo de zoe, quien descansaba cuasi angelicalmente. Una sonrisa me invadió, y antes de saberlo había torcido la cabeza, para poder verla mejor, acariciando levemente su mejilla. Aunque mi caricia fuera tan delicada como paso de bailarina, tomó segundos para que comience a despertar, gruñendo levemente antes de tallarse los ojos. Ya lista, me dedicó una sonrisa somnolienta.

-valen- me saludó en un susurro

-zoe - sonreímos.

Vi como su semblante morfó, de sueño a incomodidad.

-cabeza? -

-y espalda - agregó sentándose, al estar "liberado" me paré.

-vamos entonces-

-a donde? - preguntó con fatiga rascándose los ojos.

- a comprar medicina-

-pedile a tu amigo

-que amigo?

-el dueño de la casa

-ni idea quien es - reí al notar su ocurrencia mientras se levantaba.

- bueno dale, vamos - me agarro de la mano al salir de la casa - donde hay una farmacia?

-cerca de casa hay una, vamos y te invito a desayunar.

-más bien almorzar - me corrigió mirando su celular.

-boeeee- reímos, largando unos inevitables quejidos al instante.

-ta fuerte el sol- dijo al salir de la sombra que proporcionaban los árboles de la cuadra, dándonos de frente enérgicamente.

-nunca mas fuerte que vos - me pegó un codazo y reímos.

 Zoe

Después de haber comprado unas pastillas para el dolor de cabeza nos fuimos a su casa, Aquella electricidad que últimamente habitaba mi cuerpo se había alborotado fervorosamente al darme cuenta de que estas sería la primera vez en la que iría a su casa.

- Esta es - dijo al frenar frente a una puerta.

Su pintura azul francia destacaba entre las dos casas que parecían presionarla, como si del relleno un sandwich se tratase. La fachada sería se un metro, con tres escalones que funcionaban de preámbulo a la resistente entrada.

Luego de un par de giros a la llave, entramos.

Nos recibió un pasillo que nos introdujo a otras tres puertas.

-ésta - apuntó a la puerta a su derecha - es del living y la cocina, ésta - apunto a la que estaba en frente a nosotros - es el baño... y ésta - apuntó a la de la izquierda - mi pieza.

Yo asentí.

-no es muy lindo,  pero es hago lo que puedo - su ternura me robó una sonrisa.

-tamo en la misma - abrió la puerta al living y entramos, encontraba su estrechez acogedora.

Había un sillón enfrentado con una mesita de té, ambos frente a una tele ni tan grande ni chica; Al lado un equipo de audio y un puff, todo a cinco pasos de eso; Detrás había una barra, que al rodear da entrada a la cocina, un poco mas chica que el sector anterior.

-Es lindo, me gusta- acoté sonriendo leve

-no tenes que mentir, tranqui- dijo antes de acostarse en el sillón.

-no miento amor, en serio me gusta - noté a su rostro iluminarse, antes de mirarme fijamente, con cierta sorpresa en su mirar.

-qué? - no respondió, siguió con esa mirada sorprendida y sonriente. - qué? - pregunté  de vuelta al ser invadida por la ternura, se veía adorable con los ojos así de brillantes, soñadores.

-me dijiste amor - Sonreía como un niño a las 00:00 en navidad. Pude sentir el carmesí depositandose en mis pómulos, aún parada al lado de la puerta.

-perdón, no me di cuenta. - dije más bajo de lo anticipado, corriendo la mirada por la creciente vergüenza.

-eso me confirma que te salió del alma - dijo sin cambiar de expresión, enviando otro shock eléctrico por mi estomago y pecho.

Verdaderamente parecía completo, sus ojos reflejaban calidez y su sonrisa algo orgulloza transmitía una escencia de entrega; Se lo veía honestamente feliz, preso de una alegría incontrolable que lo dominaba.

Un gesto despistado logró hacerlo el más alegre, y su semblante era tal que no pude reprimir el deseo de acercarme y besarlo.

eu, te quiero - wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora