Mañana todo sigue igual

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Estoy viendo mi nueva serie favorita
y otra vez Internet decide que soy demasiado pretenciosa con él
y desaparece,
dejándome a solas conmigo.
No digo nada,
no me gusta hablar,
no saco ni un solo tema interesante
y para colmo,
me ponen nerviosa mis silencios incómodos.

Me acaricio la nuca casi por inercia
haciéndome cosquillas con los pequeños pelitos
que bailan en círculos alrededor de mi nerviosismo.
Somos las dos tímidas por naturaleza
y unas sinvergüenzas en potencia.
Pero, ¿qué se le va a hacer?

Es la vigésimo quinta notificación suya
que altera mis citas con la chica de los nervios.
Pero ya no me sorprende,
nunca lo ha hecho.

Vuelvo a tener catorce años otra vez
y le sonrió a la barra de notificaciones
durante cinco minutos,
como una tonta del bote.
No le voy a contestar hasta mañana
pero hace seis minutos
que ya nos hemos besado la rojez de las mejillas
y quizás alguna que otra lágrima.

Me quedo sola con las dos chicas
y de repente soy una niña con treinta años
reconciliada con la chica de las citas incómodas
y compartiendo sofá con la chica de las notificaciones
y un bol de palomitas.

Las miro desde lejos.
No sé de qué coño se ríen
pero tienen toda la razón del mundo.

O eso quiero creer.

Pero, a decir verdad,
no estoy del todo segura.

Abro los ojos y ahí está:
el maldito botón de 'pausa' en todo el medio,
impidiéndome seguir observándolas.

Ya no las veo,
no sé si seguirán allí para siempre.
Ni siquiera sé si estaron ayer
o estarán la próxima vez que vuelva.

Definitivamente no.
Pero el olvido es lo último que aparece
cuando el tiempo se acaba

o cuando el Internet se va.

Vuelvo a estar sola.
No me hablo con la chica de los nervios,
no nos llevamos muy bien.
Ella tira hacia abajo
y yo tiro hacia arriba.
Voy a darle al 'play'
pero ella me aparta la mano bruscamente,
enfadada.
Ella va a abrir de una vez la notificación
pero yo bloqueo el móvil antes de que pueda hacerlo.

Mañana quizá le conteste,
pero no va a cambiar nada.
Mañana ya me habrá perdonado.
Yo a ella también.
A mí no creo, necesito más tiempo.
Mañana no va a volver.
Pero hoy ninguna de las dos la queremos olvidar.

En eso estamos de acuerdo.

Internet nunca ha dejado de funcionar.

Poemas de (no quiero) amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora