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DIARIOS DE UNA FRANCESA

24 de Mayo 2014

Una cosa
habéis de saber,
que ni escribo diarios
ni soy francesa.

Tantas veces
mis dedos han visitado
su salvaje cabellera avellana,
tantas veces
han dibujado
mariposas ciegas en su pecho,
que acaban por estrellarse...
a saberse donde.
Tantas veces
mi mente ha discutido
el color que baña sus ojos.
Tantas veces
he saboreado ese «je t'aime»,
que temo olvidar la razón
por la que te aventuraste
en esta lunática novela francesa.

Te admiraba por quedarte
y mi cuerpo te deseaba
cuando te fuiste.
Fueron líricas semanas
haciendo(te) poesía
con las manos desnudas
y el corazón abrigado.
Tan arrítmica y disconsonante
como su mirada,
(cuando me quiso).

Soltar tu mano
fue como ayunar
de ese café de las 10:00.
O de ese ron de las 3:00.
Me dijiste adiós
en el peor momento,
y no tuve tiempo de recordarte
que odio las despedidas
mudas,
silenciosas,
que retumban en
de la forma más irónica.
Au revoir...
C'était l'amour.

Siempre tuve un plan B
para cuando decidieras irte:
Besarte.
Y hacerlo hasta que se te olvidara
el camino de ida,
y de paso el de vuelta.
Como último recurso pensaba hacerlo
hasta desgastarte y quemar París,
y jurarte que volverás a verme.

No tenerte
se convirtió, entonces,
en incontables poemas grises
intentando decirte
todo lo que mis labios se dejaron
en esas esquinas, amándote.

¿Y qué es París sin
ese afán mío
por buscarte en cada rincón
en el que te dejé
todas las noches anteriores?

Y desde que no estás,
desde que tus ojos
evitan el dolor
de mi ausencia,
la ciudad llora hasta en los hoteles
y las calles que nos vieron bailando
no me dejan pensar(te),
que solo recuerdo el sabor
de esos tres centrímetros de distancia,
entre París y Dublín,
entre tu cama y mis letras,
entre...
mis miedos
y tus fantasmas.

Lo más difícil fue quererte
amor.
Como la tierra que quiere
y cuida a los árboles;
aún sabiendo que estos
perforan con sus raíces hasta lo más profundo de ella.
Y quizá,
esas espadas que me matan,
son sino tus ojos apuntándome.
Miradas que atraviesan mi
corazón
y que me unen contigo,
maravillosa luz
atrapada en esta brillante ciudad.

Oh belle nuit ô nuit d'amour.

Poemas de (no quiero) amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora