Capitulo 12. Sembrando la duda.

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Los días en Londres parecían alargarse en cada minuto que pasaba. La monotonía de los hechos en aquella ciudad solemne y gris, se sentía entre los cazadores. La vestimenta negra pasaba desapercibida entre los humanos y podían entremezclarse perfectamente entre ellos.

Dispersos en la ciudad, la Liga Oscura aguardaba por nuevos ataques mientras investigaban la situación. Ellos sabían que los demonios muchas veces no tenían lógica alguna, pero las cosas habían cambiado desde el momento en que diversas academias fueron atacadas. Ahora, cada ataque no era otro hecho casual.

La Liga Oscura había perdido a uno de sus integrantes, pero se aguardaba pronto la venida de algún otro cazador. Los cazadores estaban más alerta y atentos que nunca porque no sabían a que se estaban enfrentando, pero estaba preparados para lo que fuese.

La caída del sol estaba en su apogeo. El sol se teñía de un gris con tintes rojizos, casi sanguinario, mientras en algún lugar de la ciudad Valquiria se encontraba atrapada y sin salida.

Ella miró a su alrededor apartando de su cuerpo a la bestia demoniaca a la que se enfrentaba. Su aspecto era una mezcla entre un lobo y un humano. Estaba enfermo e infectado, ya que su transformación no fue completa. Aquella cosa quería alcanzarla y someterla contra el suelo.

Una, dos, tres veces intentó liberarse pero no funcionó. Volvió a percatarse de la vieja galería en la que estaban, dentro de una casa antigua y solitaria, casi en ruinas. Impaciente y molesta, Valquiria posó sus ojos en la figura que, de manera repentina, había emergido de entre las sombras.

La furia burbujeó en ella con agresividad y luchó una vez más contra el demonio, sintiendo aquella presencia que no hacía nada mas ocultarse ni para ayudarla. Solo duró un suspiro el momento en que el demonio titubeó y Valquiria supo aprovecharlo para poder zafarse.

De pie y liberada, Valquiria le dio un vistazo a aquella figura lejana que se mantenía observándola. Oscura y misteriosa. Unas botas negras con extraños símbolos en dorado sobresalían de la capa que cubrían la altiva figura. Y el rostro estaba oculto bajo la larga capucha y las manos enguantadas caían sobre sus lados. Sombríamente molesta, Valquiria cerró sus manos en puños.

— Puedes tener la seguridad de que no necesito tu ayuda —indicó en tono hosco antes de volver hacia el demonio.

Sacó su cuchillo del cinturón y con un salto se posicionó sobre la cabeza del demonio para arrancarle la cabeza. Rápida y letal, se irguió con elegancia a los pies del cuerpo y sacó su arma para rematarlo con tres disparos en el cuerpo.

Sonrió victoriosa mirando a la figura de pie, y en su mirada se veía la cruel diversión y el atrevimiento arremolinarse en sus ojos grises. La figura no se movió, pero ella podía notar la sonrisa bajo la capucha. Elevó una ceja con suficiencia y vanidad, al mismo tiempo que aquel oscuro testigo se giró para irse de manera tan silenciosa y espectral como llegó.

Valquiria quedó detenida por unos minutos hasta que puso los ojos en blanco, y corrió tras aquella figura que tenía la intención de sumergirse bajo la oscuridad de la ciudad.

— ¿Se puede saber que haces aquí? —preguntó una vez se puso a la par. El silencio la rodeó y Valquiria se volvió más malhumorada de lo que ya se encontraba— Cuando no tú y tus aires de diva —murmuró molesta observando su reloj y preguntándose donde estarían Leonardo y Newén, y como se encontraría su hermana.

Una risa suave y ligera se esparció como el viento, y Valquiria gruñó. Limpiando su cuchillo percibió el movimiento de las manos de la figura elevarse hacia la capucha para deshacerse de ella.

— Se necesitaban refuerzos —respondió la chica que había oculta bajo el manto del oscuridad—. Y no seas tan dramática, sabes que me extrañas —le sonrió con fresca diversión.

Legado II. El Ascenso del Imperio © [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora